Juegos Olímpicos de Invierno

"Lo he intentado pero no he podido"

María José Rienda lloró cuando saludó a doña Letizia y don Felipe, los príncipes de Asturias, tras la prueba. "No te preocupes, es el deporte", le dijeron los herederos, que intentaron consolarla. "Las condiciones no te han favorecido".

Media hora antes de su primera bajada fatídica, cuando iba hacia la salida tras abrazar a su fisioterapeuta, la esquiadora granadina, de 30 años, había comentado sonriente: "Está todo controlado". Podía ser un gran día. Pero no fue así.

"Es la competición", dijo tras su primer fallo como resumen. Ya sólo le quedaba media sonrisa, pero realmente es...

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María José Rienda lloró cuando saludó a doña Letizia y don Felipe, los príncipes de Asturias, tras la prueba. "No te preocupes, es el deporte", le dijeron los herederos, que intentaron consolarla. "Las condiciones no te han favorecido".

Media hora antes de su primera bajada fatídica, cuando iba hacia la salida tras abrazar a su fisioterapeuta, la esquiadora granadina, de 30 años, había comentado sonriente: "Está todo controlado". Podía ser un gran día. Pero no fue así.

"Es la competición", dijo tras su primer fallo como resumen. Ya sólo le quedaba media sonrisa, pero realmente estaba enfadada. Después, tras el segundo error, se quejó de que hubieran acortado la parte alta del trazado por falta de visibilidad, pero fue para todas. "Hay que adaptarse a todas las condiciones", reconoció ella, como también su técnico, el suizo Mauro Pini. Y repitió algo parecido: "Esto es el esquí, os lo presento. Así es este deporte. Lo he intentado pero no he podido. Cuando no salen las cosas duele siempre, pero en los Juegos más, claro".

Julia Mancuso, en cambio, primera estadounidense que gana en esquí alpino desde que lo hizo Picabo Street por una centésima ante Michaela Dorfmeister en el supergigante de los Juegos de Nagano, en 1998, rió a conciencia. Cumplirá 22 años el 9 de marzo y no sabe muy bien de dónde son sus orígenes italianos. Pero sí que su bisabuelo fue un traficante de alcohol en la mafia de Al Capone en el Chicago de la Prohibición, de los años 30. Es californiana y como Bode Miller, viaja en una caravana conducida por su hermana. Ambas rieron ayer a gusto. Compensaron las lágrimas de Rienda, la única española en la élite del esquí mundial, condenada a concentrar sobre ella todos los focos.

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