El amor entre un flamenco y una valona sacude Bélgica
Diputados ambos, él es liberal y ella socialista
Para amores contra natura ninguno supera en Bélgica al que acaba de trascender entre un conocido diputado liberal flamenco, neerlan-dófono y filoseparatista del norte con una desconocida parlamentaria novata, socialista y valona (francófona) del sur. El flechazo no ha sorprendido al país por su carácter adúltero, ni por las discrepancias ideológicas entre liberales y socialistas, sino porque ha unido a un azote de los valones con, precisamente, una valona en el mismo momento en que las dos comunidades avanzan en una deriva divergente que hace a muchos pensar que la desaparición de Bélgica es s...
Para amores contra natura ninguno supera en Bélgica al que acaba de trascender entre un conocido diputado liberal flamenco, neerlan-dófono y filoseparatista del norte con una desconocida parlamentaria novata, socialista y valona (francófona) del sur. El flechazo no ha sorprendido al país por su carácter adúltero, ni por las discrepancias ideológicas entre liberales y socialistas, sino porque ha unido a un azote de los valones con, precisamente, una valona en el mismo momento en que las dos comunidades avanzan en una deriva divergente que hace a muchos pensar que la desaparición de Bélgica es sólo cuestión de tiempo. El enamoramiento de Hendrik Daems, de 46 años, y Sophie Pécriaux, de 38, va contra la marcha de la historia belga y contra la realidad de la calle: sólo hay un 1% de matrimonios entre flamencos y valones.
Es natural que el encuentro entre ambos se haya producido en la Cámara baja del Parlamento, una de las poquísimas instituciones en que flamencos y valones se sientan juntos. Desde su escaño o en sus actividades políticas Daems ha lanzado sus furibundos dardos contra los valones, acusados de vivir a expensas de las subvenciones arrancadas a las arcas del rico norte. Bélgica es un país artificial, nacido del reparto entre las potencias europeas tras la caída de Napoleón e independiente desde 1830. En un mismo cuerpo político quedaron encerrados flamencos y valones, unidos por el catolicismo, y separados por todo lo demás. "En Bélgica hay flamencos y valones. No hay belgas", se dijo por aquellos años. La polarización social, económica, política y lingüística es hoy una realidad, con flamencos y valones viviendo de espaldas.
"Él es un hombre, yo una mujer, él es belga, yo también. ¿No es normal?", se preguntaba retórica y defensivamente Pécriaux después de que el diario Le Soir descubriera el caso, como si ella no supiera que la respuesta es un rotundo: "No". Y de ahí, la conmoción. No es normal porque en Bélgica no lo es el matrimonio mixto y no es normal porque un político que ha agotado su retórica contra los socialistas valones engañó a su mujer, con la que tiene una hija de cinco años, para irse con una socialista valona. "Lo nuestro es una verdadera historia de amor y el hijo que esperamos de nuestra unión es un proyecto común", insistió Pécriaux en declaraciones a la prensa belga.
"No esperaba que se armara este follón", le secundó Daems, a propósito de la escandalera que ha montado la prensa. En la marejada política, la pareja busca momentos de alivio y dice haberlo encontrado en un correo electrónico, escrito en francés y holandés: "Enhorabuena. Tal y como están las cosas es la solución para nuestros problemas comunitarios".-