"No tenemos mucho crédito"

Entraron en la sala Arsene Wenger, el entrenador del Arsenal, y el medio español Cesc Fábregas, tras saltar de un lujoso microbús. Sólo llevaban hora y media en Madrid. Habían aterrizado a las seis de la tarde en el aeropuerto de Barajas tras volar en un avión privado desde Londres, donde se entrenaron por la mañana. Es la primera vez que el equipo visitante en Liga de Campeones no practica el día previo en el Santiago Bernabéu.

Los dos, Cesc y Wenger, irrumpieron en el pequeño salón con el mismo chándal oficial gris. Pero con una silueta muy distinta. Uno, el técnico, muy alto y muy de...

Entraron en la sala Arsene Wenger, el entrenador del Arsenal, y el medio español Cesc Fábregas, tras saltar de un lujoso microbús. Sólo llevaban hora y media en Madrid. Habían aterrizado a las seis de la tarde en el aeropuerto de Barajas tras volar en un avión privado desde Londres, donde se entrenaron por la mañana. Es la primera vez que el equipo visitante en Liga de Campeones no practica el día previo en el Santiago Bernabéu.

Los dos, Cesc y Wenger, irrumpieron en el pequeño salón con el mismo chándal oficial gris. Pero con una silueta muy distinta. Uno, el técnico, muy alto y muy delgado, con el pelo canoso y la sonrisa desenvuelta. Otro, el futbolistas, pequeño, con el pelo negro abultado sobre la frente, con un pendiente guiñando en la oreja y una mueca tímida. Entre ambos, eso sí, una coincidencia: el tono de mesura y las declaraciones medidas. "El Real Madrid es el favorito de la eliminartoreia. Están jugando muy bien y con confianza. Nosotros no tenemos mucho crédito en Inglaterra", decía Wenger. "Son muy buenos, son fantásticos todos", machacaba Cesc.

También se pusieron de acuerdo para acallar al traductor. Este, un hombre de mediana edad con traje y corbata, se aturulló en una de las primeras preguntas de la conferencia de prensa. El entrenador francés, con una risilla atenuante le dijo: "Ahora Cesc ocupará tu puesto, fuera" y le pidió al medio catalán que repitiera en español sus palabras. Después se sumó una nueva traductora y el jugador barcelonés fue traducido a su propia idioma tras contestar las preguntas en inglés. El intérprete original se quedó en una esquina, con una pose facial neutra, y no volvió a abrir la boca.

Un pequeño caos lingüístico que no evitó que se deslizasen algunas afirmaciones interesantes. Por ejemplo, Wenger concedió que el encuentro "es especial para Henry". El delantero medita su marcha al concluir la temporada. Wenger, sin embargo, negó que haya una relación directa entre pasar o no la eliminatoria contra el Real Madrid y la paciencia de Henry para marcharse a otro conjunto más competitivo. "Ningún futbolista piensa en lo que va a hacer dentro de seis meses cuando está disputando un encuentro de estas características". Para cerrar las refrencias a la gran estrella del Arsenal con un mensaje: "Los grandes jugadores se crecen en estas situaciones y estoy seguro de que él hará un gran papel pese a la presión".

El técnico francés, bromista, relajado, señaló a su compatriota Zidane y a los brasileños Robinho y Cicinho como los tres nombres propios que él piensa que están más en forma del Real Madrid. Aunque no olvidó curarse en salud y alabar "a todo el plantel". Recordó que sus chicos son "muy jóvenes y poco a poco están creciendo como jugadores y aunando a su calidad una mayor concentración y carácter".

"Los chicos están creciendo muy deprisa", insistió el entrenador del Arsenal ante la complicidad de Cesc, que sólo tiene 18 años. Wenger concedió que su equipo debe "defender bien y con disciplina" y Cesc redundó en la idea pero con palabras menos directas: "Debemos hacer nuestro juego y desplegar nuestro propio estilo".

El preparador, un veterano con muchos encuentros europeos en la memoria, no considera que la falta de experiencia del entrenador del Real Madrid, Juan Ramón López Caro, sea un asunto relevante. "Yo soy más experto, está claro, pero sus jugadores son más expertos que los mismos. La diferencia en ese sentido en el banquillo se compensa con la del terreno de juego", concluyó con cierta diplomacia el preparador. Una diplomacia a la que también recurrió para esquivar el recuerdo de los gritos racistas contra Ashley Cole en el Santiago Bernabéu en 2004, en un partido internacional: "No creo que eso vuelva a suceder".

Por otra parte, el sevillano Reyes, que se lesionó en un pie hace un par de semanas contra el Bolton, estará hoy en condiciones de jugar.