Deco y Eto'o alimentan el ciclón

El Barcelona alcanza su 15º triunfo consecutivo con otra exhibición ofensiva frente a un Espanyol que reacciona demasiado tarde

El Barcelona es un ciclón que no pierde fuelle, al que no perturba el peso psicológico de su fantástica racha ni el de un partido expuesto a vaivenes como cualquier derby que se precie, y tampoco las bajas ocasionales como las de Márquez y Sylvinho, que se añadieron a la de Xavi. Deco y Eto'o lo alimentaron frente a un Espanyol muy encogido pero que revivió tras encajar el segundo tanto y que llegó a amenazar el que fue el 15º triunfo consecutivo del Barcelona.

Lotina echó mano de una defensa con mucho contingente y tallo. Fomentaba muchas sospechas en cuanto al potencial de sus...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El Barcelona es un ciclón que no pierde fuelle, al que no perturba el peso psicológico de su fantástica racha ni el de un partido expuesto a vaivenes como cualquier derby que se precie, y tampoco las bajas ocasionales como las de Márquez y Sylvinho, que se añadieron a la de Xavi. Deco y Eto'o lo alimentaron frente a un Espanyol muy encogido pero que revivió tras encajar el segundo tanto y que llegó a amenazar el que fue el 15º triunfo consecutivo del Barcelona.

Lotina echó mano de una defensa con mucho contingente y tallo. Fomentaba muchas sospechas en cuanto al potencial de sus flancos. El poderío técnico de Messi y Ronaldinho se antoja demoledor frente al poderío físico de Domi y de Sá. El Espanyol minimizó daños embutiendo un batallón de esforzados defensas, entendiendo como tales a sus pivotes, Costa y Fredson, y también a Zabaleta, muchas veces lateral pero que dejó esa posición a Sá y actuó en la posición teórica de interior derecho. El Barcelona, en el que Gio relevó a Sylvinho, lesionado a última hora, se lanzó sobre la portería de Kameni. Al respecto no hay dudas. El Barcelona sale al campo a imponer su juego en el terreno rival. Rijkaard formó un centro del campo recio y eligió a Motta en detrimento de Iniesta mientras Edmilson se constituía en el pivote y Deco se escoraba a la derecha.

Indiferente a la pared que se le ponga enfrente, del juego del Barcelona emana una seguridad a prueba de cualquier contingencia. Ni esa muralla, ni la lluvia que arreciaba a medida que avanzaba el partido, ni el tembleque del derby, ni las previsibles contras del Espanyol, como la que trazó De la Peña en un pase en tiralíneas que acabó con un peligroso centro de Tamudo y un primer susto para Víctor Valdés, le hicieron desistir de su vocación ofensiva. Messi, Ronaldinho y Eto'o se movieron con vivacidad. El problema es que, frente a tantos defensores, sus combinaciones se hacían casi imposibles.

Las incorporaciones desde atrás fueron las que más perturbaron al Espanyol. Un precioso pase de Messi a Belletti concluyó con una mano prodigiosa de Kameni. Eto'o no alcanzó un centro de Ronaldinho y el rechace lo remató Messi, pero su disparo tocó, como tantas veces, en un defensa. El Espanyol no salía de la cueva. Sus posibilidades eran mínimas. Cada vez dependía más de Kameni. Cada vez se antojaba más utópico un contraataque que fulminara al Barcelona, al que no conseguía coger a contrapié ni una sola vez.

A Messi le falló la mirilla y con un tiro algo alto frustró una estupenda pared con Deco por la derecha. Kameni volvió a responder con un soberbio rechace a un tirazo de Ronaldinho, pero acto seguido el balón fue a parar a pies de Deco. El portugués desbordó a Costa, buscó la vertical de la portería y lanzó un zurdazo que venció definitivamente a Kameni. El gol cayó en el debe del portero camerunés. Se lanzó a destiempo y con las manos lejos de la trayectoria del balón, que se coló por el centro tras pegarle en las piernas.

El desplome del Espanyol fue espectacular, tocado por la probada invalidez de su sistema como por la forma y por el minuto en que se produjo el gol de Deco, al borde del descanso. Por si ello no bastara, nada más reanudarse el juego, De la Peña perdió un balón en la línea de medios, Ronaldinho conectó con Eto'o y el camerunés no perdonó a su compatriota Kameni, con el que tenía una cuenta pendiente desde que frustró una colección de ocasiones en el último derby disputado en el Camp Nou.

Daba la sensación de que el Espanyol había quedado conmocionado, tumbado en la lona. Pero mientras el reloj no se detenga, el fútbol depara cualquier cosa. Bastó una concatenación de hechos en un par de minutos para que el juego alcanzara un punto de inflexión. Deco, que acababa de rozar el 0-3 con un lanzamiento que arañó el palo, se lesionó en un encontronazo con su compañero Motta. Lotina afiló su equipo ofensivamente. Relevó a los interiores Luis García y Zabaleta por Corominas y Juanfran. La defensa del Barcelona hizo agua por su flanco izquierdo, donde Tamudo, solo, recogió un centro largo de Fredson y volvió a abrir el partido cuando todavía quedaba media hora. Le costó recuperarse al Barcelona. El Espanyol embestía mucho más. El físico de Fredson adquiría preponderancia en el centro del campo, donde a Van Bommel, relevo de Deco, le costó coger la posición. Pero el Barcelona se rehizo y solventó el derby sin apuros.