Política alemana a todo gas

El gasoducto noreuropeo ha levantado varias tormentas políticas. La primera fue protagonizada por Polonia, los países bálticos que antes pertenecían a la URSS -Estonia, Letonia y Lituania- y Ucrania, que manifestaron públicamente su categórica oposición al megaproyecto. Por Ucrania sale cerca del 80% del gas destinado a Europa y Polonia también es un país de tránsito para el combustible ruso, por lo que es natural que se opongan al nuevo gasoducto, que les privará tanto de dinero por el tránsito como de elementos de presión a la hora de negociar el precio de compra del gas ruso.

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El gasoducto noreuropeo ha levantado varias tormentas políticas. La primera fue protagonizada por Polonia, los países bálticos que antes pertenecían a la URSS -Estonia, Letonia y Lituania- y Ucrania, que manifestaron públicamente su categórica oposición al megaproyecto. Por Ucrania sale cerca del 80% del gas destinado a Europa y Polonia también es un país de tránsito para el combustible ruso, por lo que es natural que se opongan al nuevo gasoducto, que les privará tanto de dinero por el tránsito como de elementos de presión a la hora de negociar el precio de compra del gas ruso.

Pero lo que ha causado mayor revuelo es el nombramiento del ex canciller alemán Gerhard Schröder como presidente del comité de accionistas (que equivale al consejo de directores) de la North European Gas Pipeline Company (NEGPC). Algunos juristas incluso aventuran que se podría acusar a Schröder de prevaricación si se demuestra que su nuevo puesto lo negoció cuando encabezaba el Gobierno germano. Según Alexéi Miller, presidente de Gazprom, la decisión de proponer el cargo a Schröder la tomaron conjuntamente el monopolio ruso, E.ON y Basf, tomando en cuenta que para el desarrollo del proyecto "es necesario garantizar una comunicación eficaz a un muy alto nivel con las personas que toman las decisiones en los países concretos y en la Unión Europea". Miller asegura que le ofrecieron el puesto de presidente del comité de accionistas después de que anunciara que se retiraba de la política y que Alemania tendría un nuevo canciller. Schröder sólo aceptó el ofrecimiento el pasado 9 de diciembre, cuando se inauguró el comienzo de la construcción del gasoducto noreuropeo.

El presidente ruso, Vladímir Putin -que según muchos analistas presidirá Gazprom después de que acabe su mandato en 2008-, tendrá, además de a Schröder, a otro amigo germano en la NEGPC. Se trata de Matthias Warnig, jefe del Dresder Bank en Rusia, quien trabajó en la Stasi -la policía secreta de la República Democrática Alemana- en los años ochenta, cuando Putin era un agente del KGB en Dresde y Leipzig. Sin embargo, oficialmente, Warnig y Putin se conocieron en 1991, cuando el primero fue enviado a San Petersburgo a encabezar una filial del Dresder Bank y el segundo trabajaba en la alcaldía de la ex capital del imperio zarista. Warnig será director ejecutivo de la NEGPC.