Milosevic paga el esfuerzo; los equipos, el hielo

Primero, la tremenda helada que congeló el estadio de El Sadar y, posteriormente, la retirada de Savo Milosevic marcaron el desarrollo del encuentro. El frío, con temperaturas bajo cero durante casi toda la jornada, dejó en el césped una pátina de escarcha que impedía el desarrollo normal de los futbolistas, incluso en lo más mínimo, el equilibrio. Bajo la grada de Preferencia, la más cubierta, se acumuló el hielo. El Atlético, durante la primera mitad, desestimó esa banda, la izquierda según su ataque, mientras Osasuna se estiraba a través de David López.

Cuando los navarros comenzaban...

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Primero, la tremenda helada que congeló el estadio de El Sadar y, posteriormente, la retirada de Savo Milosevic marcaron el desarrollo del encuentro. El frío, con temperaturas bajo cero durante casi toda la jornada, dejó en el césped una pátina de escarcha que impedía el desarrollo normal de los futbolistas, incluso en lo más mínimo, el equilibrio. Bajo la grada de Preferencia, la más cubierta, se acumuló el hielo. El Atlético, durante la primera mitad, desestimó esa banda, la izquierda según su ataque, mientras Osasuna se estiraba a través de David López.

Cuando los navarros comenzaban a carburar, su mejor jugador durante las últimas jornadas, Milosevic, pidió el cambio en el minuto 12. El serbio, con una sobrecarga muscular desde el partido contra el Madrid, entró en la convocatoria por los pelos y Aguirre decidió incluirlo en el once. La idea del mexicano no pudo cuajar debido al estado físico del delantero. En el Bernabéu acabó completamente desfondado tras un partido sensacional, con eternos controles para permitir a su equipo bascular, ya que la inferioridad numérica desde el minuto 15 impedía jugar con velocidad a los rojillos.

Milosevic salió a tumba abierta, corriendo sin descanso e, incluso, contó con una ocasión de gol. Rodeado por tres defensas rivales, desde fuera del área trató de picar la pelota por encima de los dos metros de Roberto, el quinto portero del Atlético, que por las lesiones y las sanciones tuvo que cargar con la responsabilidad de disputar un partido en un campo tan difícil como El Sadar. Inmediatamente después del excelente gesto técnico, el serbio pidió el cambio al banquillo y salió renqueando para dar paso al argentino Romeo.

El argentino saltó helado al campo, por falta de un calentamiento normal y por la gélida temperatura. Ésta cayó bajo cero y el césped, a pesar del continuo hollar de los jugadores, no mejoró su aspecto ni la estabilidad de los jugadores. Incluso el hielo jugó una muy mala pasada a Ricardo, que en la jugada del gol colchonero perdió el pie a causa del resbaloso piso. Maxi disparó de lejos y, aunque, en circunstancias normales, el portero debería haber alcanzado el balón con solvencia, el meta más se dejó caer que se lanzó a la captura. El balón, a causa del hielo, botó irregularmente hasta en dos ocasiones, lo que también impidió la actuación del portero. Petrov remachó el balón rebotado contra el palo. El hielo, que históricamente podía haberle hecho un guiño a los navarros, se volvía en su contra en la primera ocasión.

Osasuna no desdeñó su capacidad de crear fútbol y la antepuso al estado del terreno de juego.

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