Como si estuviera Rijkaard

"Si no viene Frank a Vila-real, en el banquillo se sentará un buen hombre" avisó ayer Edmilson, atleta de Cristo y uno de los jugadores del Barcelona que en su condición de lesionado durante buena parte de la pasada temporada, mejor conoce la calidad humana de Henk ten Cate, ayudante del holandés. Los médicos insisten en que Frank Rijkaard, que tiene un principio de neumonía, se ahorre el desplazamiento hasta Vila-real en autocar, la estancia en el hotel, y la hora y media en el partido pero, "¿Alguien puede asegurar que no esté en El Madrigal mañana?" se preguntaba anoche Carles Naval, el del...

"Si no viene Frank a Vila-real, en el banquillo se sentará un buen hombre" avisó ayer Edmilson, atleta de Cristo y uno de los jugadores del Barcelona que en su condición de lesionado durante buena parte de la pasada temporada, mejor conoce la calidad humana de Henk ten Cate, ayudante del holandés. Los médicos insisten en que Frank Rijkaard, que tiene un principio de neumonía, se ahorre el desplazamiento hasta Vila-real en autocar, la estancia en el hotel, y la hora y media en el partido pero, "¿Alguien puede asegurar que no esté en El Madrigal mañana?" se preguntaba anoche Carles Naval, el delegado del equipo desde hace 20 años. "Nadie", respondía a su duda Juan Carlos Unzué, uno de los colaboradores del técnico holandés, buen conocedor del inmenso sentido de la profesionalidad que impera en el código de conducta de Rijkaard.

El navarro, siendo portero de Osasuna, pasó por una dolencia semejante. "Nadie sabía que me pasaba hasta que mi hermano Eusebio -director deportivo del grupo ciclista Reynolds- me llevó a médico". Durante dos semanas, Osasuna se quedó sin él. "No es una tontería lo que le pasa", advierte el miembro del cuerpo técnico que avisa: "Si Frank no está, decidiremos como lo haría él". La decisión final depende del entrenador y se espera para hoy.

Rijkaard guarda cama por el principio de neumonía, que ya le impidió el lunes viajar a París para la gala de entrega del Balón de Oro a Ronaldinho y atender a sus funciones en el Partido por la Paz el martes en el Camp Nou. Ayer, tenía fiebre. "Le hemos aconsejado que no se mueva de casa hasta el lunes, pero ya veremos qué pasa", comentaba ayer con cierta resignación un miembro del cuerpo médico del Barça.

Lo que está claro es que si no se sienta Rijkaard en el banquillo visitante del Villarreal la plaza de jefe la ocupará el hombre al que conoció en una estación de esquí de Suiza durante unas vacaciones navideñas. Largas charlas ante la chimenea del hotel dieron para descubrir una manera de entender el fútbol común. "Un tío cojonudo", según le define Carles Naval. "Un tipo muy cercano, espléndido, muy amigo... aunque no lo parezca", le define uno de sus colegas en el vestuario. "Un oso cariñoso", asegura un jugador que le conoce bien y que explica que si Eto'o le dedicó uno de sus primeros goles de la temporada fue tras una charla de horas en el vestíbulo del hotel Juan Carlos I: "Le explicó lo importante que era para el jugador que no juega que él metiera el primer gol. Durante una hora. Al día siguiente, Samuel me dijo en el paseo: 'Voy a marcar el 1-0 por Ezquerro y se lo dedicaré a Henk" Eso hizo. "Cuando Henk te habla, te llega al corazón".

Por mal extremo, nunca triunfó como futbolista, pero dicen que sabe mucho de fútbol, según corrobora otro miembro del cuerpo técnico del Barça al hablar de quien hoy dará la cara ante los medios si el jefe se queda en cama. Elegido mejor entrenador de la Liga holandesa dos años, una al frente del Go Ahead Eagles y otra con el Nec Nimega, y en otro año quedó segundo, superado por Louis Van Gaal, que ganó la Copa de Europa con el Ajax. No dudó al aceptar la invitación de Rijkaard para trabajar a su lado en Barcelona. Por vehemente ante la prensa ha generado problemas, pero los jugadores le adoran.