Crítica:MÚSICA | Homenaje a Claudio Prieto

Un maestro de nuestro tiempo

La Fundación Autor ha rendido homenaje al compositor palentino Claudio Prieto (Muñeca de la Peña, 1934) con un concierto monográfico celebrado en el Auditorio Nacional. Prieto es una de las figuras destacadas de su generación, con larga proyección internacional. Al mismo tiempo, se trata de un creador de fuerte impulso, invención flexible, carácter independiente, y en lo humano, bonhomía y ausencia de vanidad.

Las obras programadas por la Orquesta Filarmonía, dirigida por Pascual Osa, avalan el concepto de "libertad creadora" aplicado en sus palabras de introducción por Eduardo Bautista...

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La Fundación Autor ha rendido homenaje al compositor palentino Claudio Prieto (Muñeca de la Peña, 1934) con un concierto monográfico celebrado en el Auditorio Nacional. Prieto es una de las figuras destacadas de su generación, con larga proyección internacional. Al mismo tiempo, se trata de un creador de fuerte impulso, invención flexible, carácter independiente, y en lo humano, bonhomía y ausencia de vanidad.

Las obras programadas por la Orquesta Filarmonía, dirigida por Pascual Osa, avalan el concepto de "libertad creadora" aplicado en sus palabras de introducción por Eduardo Bautista, director ejecutivo de la SGAE. Datan de 1984 (Concierto para violonchelo), 1993 (Frühbeck-Sinfonía), 1996 (Peñas arriba) y 1982 (Sinfonía número 2). Todas ellas revelan un talento musical y una sensibilidad refinada, así como una realización meditada, lo que no empece para que encontremos un fervor brillantísimo. No en vano, Prieto inició su andadura bajo las cúpulas escurialenses y la musicología de Samuel Rubio para abrir su conciencia en los medios clave de la contemporaneidad y, especialmente, en los de Roma cerca del gran Goffredo Petrassi.

Orquesta Filarmonía

Obras de Claudio Prieto. Director: Pascual Osa. Solista: D. Furnadjiev, violonchelista. Fundación Autor. Auditorio Nacional. Madrid, 24 de noviembre.

No hay, sin embargo, en cuanto lleva escrito el compositor seguidismo discipular, ya que Petrassi era maestro incapaz de pretender de sus alumnos un camino estético y procedimental, aun en los casos como el de Prieto, en el que mostraba entera confianza en su futuro, hoy ya presente, tan cargado de buen hacer. El violonchelista búlgaro Dimitri Furnadjiev enalteció el Concierto de amor y el maestro Osa dio vida fiel al total de las partituras. En el fondo, y en ocasiones en la forma, palpita una sustancialidad hispánica que no renuncia al acercamiento folclorístico como en Peñas arriba, homenaje a Pereda, la evocación del campaneo como signo del ámbito de Castilla, en todo momento, más que descripción, suena persistente la magia hecha signo de identidad. La recepción por la audiencia y los largos aplausos certificaron el éxito.

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