Camisetas, autobuses, y el 'carné de identidad vasco'

Los tres autobuses que trasladaron a los 56 acusados y a sus familiares y amigos llegaron al recinto de la Casa de Campo sobre las nueve y media de la mañana. Y nada más bajarse de los vehículos ya se distinguía con facilidad a los procesados en la causa contra el supuesto entorno de la organización terrorista ETA. Una camiseta gris azulada con el lema Eskubide civil eta politikoen alde (Por los derechos civiles y políticos) era el lema que figuraba en las camisetas que lucía la mayoría (no todos) de los procesados en la causa. Éste era el mensaje que machaconamente repiti...

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Los tres autobuses que trasladaron a los 56 acusados y a sus familiares y amigos llegaron al recinto de la Casa de Campo sobre las nueve y media de la mañana. Y nada más bajarse de los vehículos ya se distinguía con facilidad a los procesados en la causa contra el supuesto entorno de la organización terrorista ETA. Una camiseta gris azulada con el lema Eskubide civil eta politikoen alde (Por los derechos civiles y políticos) era el lema que figuraba en las camisetas que lucía la mayoría (no todos) de los procesados en la causa. Éste era el mensaje que machaconamente repitieron desde el primer minuto los portavoces de la plataforma 18/98+ de apoyo a los procesados: "Estamos ante un juicio político".

Algunos de los acusados evidenciaban en sus rostros el paso del tiempo transcurrido desde que el juez instructor del sumario, Baltasar Garzón, iniciara su ofensiva con la primera operación contra el entramado de empresas supuestamente al servicio de ETA, el 25 de mayo de 1998. Vicente Askasibar, el único procesado que tomó la palabra por la mañana, se negó a contestar a las preguntas del fiscal y de la acusación particular. El que fuera tesorero de KAS en Vizcaya sólo pudo construir una frase antes de que le cortara la presidenta de la Sala. "Este juicio es un juicio político", subrayó.

Pero las camisetas no fueron la única muestra de rebeldía. Como ya sucediera la semana pasada, los acusados cruzaron ayer el arco de metales colocado para entrar a la sala de vistas con el denominado carné de identidad vasco, precisamente uno de los ejemplos de la estrategia de desobediencia civil -"uno de los ejes de construcción nacional de ETA-KAS-EKIN, según el fiscal del caso, Enrique Molina"- de la Fundación Joxemi Zumalabe y por la que se sientan en el banquillo varios de los 56 acusados.

Derecho a decidir

Poco después de las dos de la tarde, cuando la presidenta del tribunal, Ángela Murillo, ya había suspendido la sesión de la mañana para ir a comer, una de las portavoces del 18/98+, Teresa Toda, repetía ante los periodistas que "la única razón para este juicio es de carácter político". Para esta periodista del clausurado Egin, lo que realmente busca el juicio "es anular el derecho de Euskal Herria a hacer su propio camino y a decidir".

En sentido contrario, el ex portavoz de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) Daniel Portero había dicho: "Si el macrojuicio no va a buen puerto, no acabaremos del todo con la banda terrorista". Como pasó en el juicio a los jóvenes de Jarrai, también las víctimas llevaban su propia camiseta: blanca, con una bandera de España en el centro y con el lema A por el 18/98... y más. Ayer sólo se vio una, la que llevaba Portero. La única nota de color en una sesión tan plomiza como el cielo vespertino de Madrid tuvo lugar al mediodía en la sala de prensa. Los periodistas echaban literalmente tanto humo que saltó la alarma antiincendios del edificio.