Análisis:A LA PARRILLA

Tamaño nacional

Esta semana ha demostrado dos cosas que parecían imposibles: que en España cabían más televisiones generalistas y que el rojo ha dejado de ser el color tabú en las artes televisuales. No sé en qué acabará el diseño enrojecido de Cuatro y hay apuestas para saber cuánto se mantendrá el color que reverbera, pero la ampliación del mando a distancia no acaba aquí y tampoco pasará nada. Y liquidar dos tabúes de un plumazo es buena noticia. Sobre todo, porque el problema del tamaño nacional es el único en el que estamos enfangados como garroteros de Goya.

España se divide en dos, vale, pero av...

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Esta semana ha demostrado dos cosas que parecían imposibles: que en España cabían más televisiones generalistas y que el rojo ha dejado de ser el color tabú en las artes televisuales. No sé en qué acabará el diseño enrojecido de Cuatro y hay apuestas para saber cuánto se mantendrá el color que reverbera, pero la ampliación del mando a distancia no acaba aquí y tampoco pasará nada. Y liquidar dos tabúes de un plumazo es buena noticia. Sobre todo, porque el problema del tamaño nacional es el único en el que estamos enfangados como garroteros de Goya.

España se divide en dos, vale, pero avancemos en la discusión. Y mi teoría es que el bipartidismo chapucero de este país, el maniqueísmo perfecto, no es ni ideológico ni religioso, sino mero problema de volumen y formato. Y ya que no podemos cambiar de discusión, al menos cambiemos de metáfora y busquemos algo más transversal. Hay gente que cree que en España no caben más cosas, personas o derechos; y otros que sostienen que aquí dentro, y no sólo en el mando a distancia, todavía caben más conductos o canales. La España de los aislantes y la España de los sincronizadores. Cuatro, La Sexta, el digital terrestre y lo que venga, y vendrán bastantes más cosas, forma parte de la España de los sincronizadores con el mundo exterior. Mientras que la España de los aislantes sostiene con la fe del electricista que no puede entrar nada nuevo porque se funden los plomos. Es cierto que para la era de la globalización (talla XXL), el tamaño nacional es pequeño y puñetero, pero todavía estamos lejos de haber alcanzado nuestro volumen definitivo.

Por tanto, el asunto que plantea Cuatro, al margen del share y el color que reverbera, es: ¿cuántas más cosas teóricamente imposibles y sincronizadoras caben en el formato español? ¿Pueden entrar más cosas en la Constitución, más inmigrantes por la aduana, más parejas por la vicaría, más alumnos en las escuelas concertadas, más publicidad en la tele o más ideas en el maniqueo debate nacional?

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