Un hombre hace un agujero en la pared de su vecina para insultarla

El supuesto autor horadó la pared porque la mujer le pidió que bajase la música

Yolanda A. M., de 31 años, tuvo que avisar a la policía, muy asustada, para tratar de frenar a su vecino, Leandro G. S., de 45 años. La mujer acababa de llamarle la atención porque era tarde y tenía la música alta. La reacción del vecino fue abrir un agujero entre ambas casas y proferirle insultos racistas.

El suceso se produjo a fines de octubre en una vivienda de la calle de José Antonio de Armona (Arganzuela). Ella, su marido (ambos de nacionalidad ecuatoriana) y sus tres hijos llegaron a casa sobre la medianoche. Cerca de la una de la madrugada querían dormir y no podían. El vecino,...

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Yolanda A. M., de 31 años, tuvo que avisar a la policía, muy asustada, para tratar de frenar a su vecino, Leandro G. S., de 45 años. La mujer acababa de llamarle la atención porque era tarde y tenía la música alta. La reacción del vecino fue abrir un agujero entre ambas casas y proferirle insultos racistas.

El suceso se produjo a fines de octubre en una vivienda de la calle de José Antonio de Armona (Arganzuela). Ella, su marido (ambos de nacionalidad ecuatoriana) y sus tres hijos llegaron a casa sobre la medianoche. Cerca de la una de la madrugada querían dormir y no podían. El vecino, Leandro, tenía la música a todo volumen. Yolanda y su marido decidieron levantarse de la cama y pedirle que bajase el volumen. La reacción del vecino fue tan inesperada como grosera. Según Yolanda, comenzó a bocearles e insultarles: "Sudacas de mierda...". Su marido intervino, pero ella se metió por medio para evitar una trifulca.

Ambos entraron de nuevo en casa y comenzaron a oír estruendosos golpes en una de las paredes de su vivienda. Tan fuertes que el vecino logró abrir un agujero y seguir insultándoles a través de él.

El matrimonio avisó a la policía. Los agentes trataron de hablar con el vecino, pero éste se negó a colaborar y también les insultó: "Vosotros callaos, sois unos idiotas", les soltó, sin dejar de insultar al matrimonio. Los policías vieron que, efectivamente, había hecho un agujero. Ante la insistencia de los agentes, el hombre abrió la puerta y se abalanzó hacia ellos. Tuvieron que reducirle. Luego se soltó, entró en su casa y se negó a salir.

Al día siguiente, la mujer salió a la calle y el vecino, desde la puerta de una bodega, volvió a insultarla. La policía se personó nuevamente en la casa, pero Leandro no estaba. La vecina denunció que el agujero era cada vez más grande y que los insultos proseguían.

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