Hollywood asiste a la soledad de Pablo García

Le preguntaron a Vanderlei Luxemburgo, antes del partido, qué cosa tenía que hacer el Madrid para ganarle al Valencia. "Jogar futebol", contestó el técnico, muy serio, dejando a su audiencia en estado de perplejidad. Y llegó el partido. Y el Bernabéu se llenó por tercera vez en lo que va de temporada; el palco abrió sus puertas a gentes de otros ámbitos: Rafael Nadal, que poco antes se había proclamado ganador del Masters de Madrid, y los representantes del espectro cinematográfico, la actriz Natalie Portman, y el director de cine Milos Forman, aquél que filmó ...

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Le preguntaron a Vanderlei Luxemburgo, antes del partido, qué cosa tenía que hacer el Madrid para ganarle al Valencia. "Jogar futebol", contestó el técnico, muy serio, dejando a su audiencia en estado de perplejidad. Y llegó el partido. Y el Bernabéu se llenó por tercera vez en lo que va de temporada; el palco abrió sus puertas a gentes de otros ámbitos: Rafael Nadal, que poco antes se había proclamado ganador del Masters de Madrid, y los representantes del espectro cinematográfico, la actriz Natalie Portman, y el director de cine Milos Forman, aquél que filmó Alguien Voló Sobre el Nido del Cuco.

Esta gente llegada de Hollywood coincidió con el partido elegido por la productora de la película Gol 2 para recoger imágenes de acción futbolística. No quedó exactamente claro si lo que registraron se trató del tipo de actividad que pidió Luxemburgo a sus jugadores para ganar al Valencia. En todo caso, se trató del partido más emocionante de la temporada en Chamartín. El equipo de Quique Sánchez Flores no tuvo gran oposición para hacer la transición, más que nada porque Pablo García se vio más solo que nunca. Y como no es un rayo, y como el Valencia no es el Rosenborg, ni jugó con diez, sufrió. En la primera jugada llegó tarde, le hizo falta a Baraja y Daudén Ibáñez le amonestó. Fue una premonición de la roja a Gravesen, una hora más tarde. Fue el arranque del partido más angustioso para el Madrid en el Bernabéu en lo que va de curso. Nunca nadie pudo coger a Aimar, el más espectacular de los jugadores ayer sobre el césped. El héroe más cinematográfico. En el palco hubo dirigentes que evocaron al ausente con nostalgia: recordaron a Ronaldo, lesionado, recuperándose en Brasil.

El mejor recurso estratégico que exhibió el Madrid llegó en la jugada del gol de Raúl. Fue la argucia tantas veces puesta en práctica por Raúl y Roberto Carlos. Como en la final de la Copa de Europa de 2002, el lateral brasileño sacó de banda con maestría sin que los centrales del Valencia captaran la sutileza reglamentaria: en los saques laterales no se pita el fuera de juego. Raúl recibió de espaldas a Cañizares y remató con un giro rápido. Fue el empate, que debía dar alas al Madrid. Pero apenas dos minutos después, el protestado Daudén señaló penalti por mano de Sergio Ramos y Villa no falló.

El vicepresidente del Madrid, Emilio Butragueño, no quiso pronunciarse sobre la labor del árbitro: "Nuestra política es la de no hacer declaraciones sobre los árbitros. Pensamos que los partidos se ganan y se pierden por la actuaciones de los jugadores", comentó el directivo.

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