Mario Maya evoca a Lorca en Málaga con 'Diálogo del Amargo'

El montaje se presenta en el Teatro Cánovas dentro de la bienal

El espíritu del Sacromonte granadino aterriza hoy en el Teatro Cánovas de Málaga gracias al Diálogo del Amargo, montaje en el que el veterano bailaor y coreógrafo Mario Maya (Córdoba, 1937) rememora a Lorca. Tras 38 representaciones y 23.000 espectadores desde su estreno en el palacio de Carlos V de la Alhambra granadina, Maya traslada esta visión de un diálogo con la muerte a la bienal Málaga en Flamenco.

"Lo que tienes cerca lo desprecias, pero en este caso no fue así y los granadinos subieron a la Alhambra con fervor. Ha sido muy especial". El éxito de público que Mario Maya, ...

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El espíritu del Sacromonte granadino aterriza hoy en el Teatro Cánovas de Málaga gracias al Diálogo del Amargo, montaje en el que el veterano bailaor y coreógrafo Mario Maya (Córdoba, 1937) rememora a Lorca. Tras 38 representaciones y 23.000 espectadores desde su estreno en el palacio de Carlos V de la Alhambra granadina, Maya traslada esta visión de un diálogo con la muerte a la bienal Málaga en Flamenco.

"Lo que tienes cerca lo desprecias, pero en este caso no fue así y los granadinos subieron a la Alhambra con fervor. Ha sido muy especial". El éxito de público que Mario Maya, Premio Nacional de Danza, cosechó este pasado verano con Diálogo del Amargo en el ciclo Lorca y Granada ha propiciado que el montaje, producido por la Agencia Andaluza del Flamenco, se prolongue.

La muerte como desenlace inevitable es una de las obsesiones claves, junto al tiempo y el amor, en el universo lorquiano. En la obra el personaje del Amargo, la encarnación del lado oscuro del ser humano para Federico, se encuentra con la muerte representada por un jinete. "Es el encuentro de la muerte con su brazo ejecutor, el Amargo. Ella viene a buscarlo y lo invita a subir a su grupa. Él se resiste pero nadie escapa a su inexorable destino", explicó con voz cavernosa Maya.

El coreógrafo ha creado guión y música y ha ejercido un nepotismo muy flamenco. En el montaje intervienen diez bailaores, entre ellos Diego Llori y Conchi Maya, tres guitarristas como Emilio Maya, cinco cantaores y un percusionista, "casi todos de Granada", y que aportan el fondo que explica la trama al espectador.

Los poemas del Cante Jondo de Lorca copan la primera parte, y en la segunda bailaores como Juan Andrés Maya, en el papel del Amargo, hacen de las suyas y encandilan sobre las tablas entre requiebros. Llori resaltó la virtud de la coreografía y dijo que "contenta a todos, tanto a puristas como a no puristas". La escenografía huye de grandes alardes, ya que Maya cree que sus espectáculos deben desarrollarse "en un ambiente limpio y fácil".

Salvador Pendón, presidente de la Diputación de Málaga, organizadora de la bienal, recordó los méritos del bailaor: "Maya contribuyó en la transición a llevar el flamenco a lugares que hasta entonces le estaba vetado". Dice Maya que en los últimos años sólo una estrella, "la vanguardia de la danza en este país", le ha deslumbrado. Pero lo dice con trampa flamenca. Es su hija neoyorquina Belén Maya, que recientemente estrenó el espectáculo intimista Dibujos, y que no le acompaña en sus montajes, "porque se aburre conmigo", bromeó socarrón.

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