Reportaje:TENIS | Open de Estados Unidos

Batacazo de Roddick y Ferrero

¿Tanto han cambiado las cosas como para que los dos finalistas del Open de Estados Unidos de 2003 caigan eliminados el mismo día en la primera ronda sólo dos años después? Para el estadounidense Andy Roddick, que cumplía 23 años, y para el español Juan Carlos Ferrero, de 25, sí. Nada es igual que entonces, cuando su tenis les encaramó hasta lo más alto de la clasificación mundial y les coronó en el Grand Slam. Roddick fue campeón del abierto americano e hizo realidad las expectativas que había acumulado desde su etapa junior. Ferrero alcanzó la gloria en París, y la final neoyorkina le permiti...

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¿Tanto han cambiado las cosas como para que los dos finalistas del Open de Estados Unidos de 2003 caigan eliminados el mismo día en la primera ronda sólo dos años después? Para el estadounidense Andy Roddick, que cumplía 23 años, y para el español Juan Carlos Ferrero, de 25, sí. Nada es igual que entonces, cuando su tenis les encaramó hasta lo más alto de la clasificación mundial y les coronó en el Grand Slam. Roddick fue campeón del abierto americano e hizo realidad las expectativas que había acumulado desde su etapa junior. Ferrero alcanzó la gloria en París, y la final neoyorkina le permitió convertirse en número uno aquel mismo mes de septiembre.

Sin embargo, sus carreras se encallaron en aquellos dos títulos. Roddick nunca dejó de hacer lo mismo que hasta entonces: o sea, sacar y sacar. Pero la presencia del suizo Roger Federer, básicamente, le impidió convertirse en el arzobispo de la catedral londinense y le arrebató las dos finales que disputó en Wimbledon en 2004 y 2005. Han sido sus únicas apariciones en finales del Grand Slam desde su triunfo neoyorkino. Da la sensación de que su tenis de entonces no le basta ahora.

Los dos rivales de la final de 2003, ganada por el estadounidense, pierden en primera ronda

Roddick debería haber aprendido esta lección. Pero no lo hizo. En 2004, después de perder la final de la Copa Davis en Sevilla, despidió a Brad Gilbert, el único entrenador que había sido capaz de hacer evolucionar su juego, y en lo personal cerró su relación con la actriz Mandy Moore. Ahora se le atribuye un idilio con la tenista Maria Sharapova. Su vida cambió. Pese a convivir con la presión de sentirse el salvador del tenis estadounidense, su juego no mejoró. Y el martes tuvo la revelación de que con un gran saque y una buena derecha ya no es suficiente. El luxemburgués Gilles Muller, que eliminó a Nadal en Wimbledon, le venció en tres desempates por 7-6 (7-4), 7-6 (10-8) y 7-6 (7-1).

Muller, de 22 años, jugó el partido de su vida. Pero no es su primera gran victoria. En julio apeó del torneo de Wimbledon a Rafa Nadal en la segunda ronda y el año pasado había eliminado a Andre Agassi para alcanzar la final del torneo de Washington, la única que ha disputado en el circuito. Su ránking (68º) testifica su nivel actual. Pero lo que más le diferenció ayer de Roddick fue que es un jugador mucho más completo: domina el juego en todos los terrenos. Y cuando logró restar al estadounidense, desveló todas las limitaciones del americano, especialmente en su revés.

Los problemas de Ferrero fueron de un cariz bastante distinto en estos dos últimos años. Las lesiones y los problemas físicos le masacraron toda la temporada pasada y su ranking cayó hasta el 98º mundial. Este año logró ascender hasta el 22º puesto actual, pero ayer perdió ante el francés Arnaud Clement por 7-5, 7-5, 6-1. "No hay nada que cambiar. Tal vez debería mejorar mi mentalidad. Pero este juego me llevó al número uno mundial", afirmó ayer.

Juan Carlos Ferrero, en su choque contra Clément.REUTERS

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