VISTO / OÍDO

De Pericles a Bush

Antigua es la costumbre de recibir a los muertos por la patria con grandes honores. No siempre comprende el ciudadano que esa guerra sea necesaria, ni que quienes promovieron la entrada en ella tuvieran razones suficientes, y la generalidad de los celebrantes suelen inclinar hacia los ciudadanos todos esa responsabilidad: murieron por ellos, por sus libertades, por sus mujeres y niños; murieron, sobre todo, por su libertad. Ésta es la palabra más usada, y peor, en nuestros tiempos: palabra guerrera de Bush. Pericles, tirano demócrata de Grecia -"primer ciudadano"-, pronunció un bellísimo discu...

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Antigua es la costumbre de recibir a los muertos por la patria con grandes honores. No siempre comprende el ciudadano que esa guerra sea necesaria, ni que quienes promovieron la entrada en ella tuvieran razones suficientes, y la generalidad de los celebrantes suelen inclinar hacia los ciudadanos todos esa responsabilidad: murieron por ellos, por sus libertades, por sus mujeres y niños; murieron, sobre todo, por su libertad. Ésta es la palabra más usada, y peor, en nuestros tiempos: palabra guerrera de Bush. Pericles, tirano demócrata de Grecia -"primer ciudadano"-, pronunció un bellísimo discurso sobre su régimen político cuando recibió los cadáveres de la guerra del Peloponeso: lo reproduce Tucídides, su contemporáneo: también de una línea general que es la de los historiadores ricos -nobleza, propiedad- pero de buena escritura: quizá mejoró el discurso. No puedo reproducir el discurso: puedo decir que debía ser leído por todos. A mi pequeño juicio, tiene el vicio de describir la democracia feliz como realizada en Atenas, de la misma manera que hace Bush con Estados Unidos. O que hacen todos.

Decía el "primer ciudadano" de entonces que ese régimen suyo no dependía de unos pocos, sino de "un número mayor". No de todos. Había que tener derecho de ciudad: ciudadanía. Los ilotas, los metecos -esclavos, extranjeros- no tenían tal derecho. Son palabras de menosprecio que en español han servido como insultos (hoy en desuso: hoy no hay eufemismos). Pericles mandó en Atenas durante cuarenta años, lo cual en esos tiempos era una enormidad; y la guerra del Peloponeso la atribuían algunos ciudadanos que se atrevían a una provocación del propio "primer ciudadano" para reconstruir un prestigio que se le iba de las manos velozmente, como consecuencia de otros acontecimientos. Fue mal: se perdió, y fue el principio de una decadencia. La Atenas de Pericles fue fecunda, de todas maneras, en lo intelectual. Y la composición de su discurso fue realmente ejemplar. Compararla con la de los discursos de Bush -o de Bono, por atraer las cosas hacia nuestra actualidad- es pura caricatura, que parecería hasta mala intención. Aquí tenemos zonas pobres y zonas ricas, y dentro de cada una muy pobres y muy ricos; y las más ricas se quieren separar para no dar. Tenemos inmigrantes: están restaurándonos el trabajo malo y la natalidad, que también despreciamos. El "no a la guerra" es válido.

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