Ciencia recreativa | GENTE

No sin mi nevera

La idea se le ocurrió al doctor B mientras desayunaba. En el centro de salud de Torrent (Valencia) había que ir citando con cuentagotas a los pacientes que tenían que sacarse sangre, porque el técnico que hacía los análisis no daba abasto y las muestras de suero se estropeaban enseguida con el calor. ¿No convendría comprar una nevera para guardar los sueros, de modo que todas las extracciones de sangre se pudieran hacer los lunes para irlas analizando durante la semana? Pues claro que sí, se dijo el doctor B mientras mojaba la tostada. Ni siquiera haría falta mucho papeleo. Para algo tenía un ...

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La idea se le ocurrió al doctor B mientras desayunaba. En el centro de salud de Torrent (Valencia) había que ir citando con cuentagotas a los pacientes que tenían que sacarse sangre, porque el técnico que hacía los análisis no daba abasto y las muestras de suero se estropeaban enseguida con el calor. ¿No convendría comprar una nevera para guardar los sueros, de modo que todas las extracciones de sangre se pudieran hacer los lunes para irlas analizando durante la semana? Pues claro que sí, se dijo el doctor B mientras mojaba la tostada. Ni siquiera haría falta mucho papeleo. Para algo tenía un amigo muy bien situado en la Consejería de Salud. Le llamaría esa misma mañana. Sí, amigos, no hay nada como un buen desayuno para despejar la mente.

"Mire, quite lo de la nevera y ponga 'sistema de preservación de muestras médicas', así como suena

-Oiga, Fernández -le dijo el alto cargo de la consejería a uno de sus técnicos-, mire a ver en qué proyectito le puede usted hacer un hueco a esta nevera. Es que me ha llamado un amigo del centro de salud de Torrent, no sabe usted la cantidad de amigos que hace uno en este cargo, Fernández, no se le ocurra llegar nunca a director general; total, que los de Torrent quieren una nevera para guardar los sueros o no sé qué y, como eso no costará más de 600 euros, pues me lo mete usted en cualquier proyectito y a otra cosa, Fernández, que se nos hace tarde.

-Esto no puede ser así -le dijo al alto cargo otro cargo aún más alto que se llamaba Gerardo-. ¿Qué pinta ahí ese pedido de 600 euros? No podemos alterar un proyecto por esa morralla, es decir, y además para comprar una nevera, es decir, que vamos a parecer unos domingueros, leñes. Mire, quite lo de la nevera y ponga "sistema de preservación de muestras médicas", así como suena, es decir, a ver si le añadimos un par de ceros al pedido y le damos un poco de lustre al tema, hombre de Dios, es decir.

-Pero, ¿qué sistema de preservación de muestras médicas ni qué niño muerto? -bramó un cargo ya no alto sino estratosférico, o un estratocargo-. Mira, Gerardo, de verdad, a ver cómo arreglamos esto, hombre, que el honorable acaba de volver de un viaje oficial a Fridonia y les ha prometido 20.000 dosis de vacunas, 20.000 he dicho, y claro, pues hay que almacenarlas en algún lado, Gerardo, de verdad. Así que déjate de sistemas de preservación, ponle a ese presupuesto un cerito más y vamos a montar una Seroteca de referencia que se van a enterar, de verdad, ahí nos van a entrar las 20.000 vacunas de Fridonia y los 100.000 hijos de San Luis si hace falta, de verdad, ponte a ello, Gerardo, que es un compromiso del honorable y no veas.

-Pero, ¿vamos a montar una Seroteca en Torrent? -se atrevió a preguntar Gerardo.

-¿Torrent? ¿Dónde está eso? -se limitó a responder el estratocargo.

Una Seroteca de referencia no es cualquier cosa. Gerardo tuvo que encargar un proyecto arquitectónico, urbanizar unos terrenos en Valencia y pedir financiación a la Unión Europea. Pero en ese momento, al honorable le hicieron ministro, y el nuevo honorable no parecía un gran entusiasta de la Seroteca, así que todo el proyecto acabó en el cajón de la secretaria hasta que apareció el noruego.

-¿Qué noruego? -preguntó Gerardo-.

-Pues el que evaluó para Bruselas el proyecto de la nevera de Torrent -dijo la secretaria-. Está entusiasmado con la idea, va a recomendar su financiación inmediata y quiere ver los terrenos.

-Mi madre, es decir.

Epílogo. Esta historia está basada en hechos reales. El honorable que viajó a Fridonia ya no es ministro. El noruego hizo un informe muy favorable y Bruselas financió el proyecto. La Seroteca no se ha construido. El presupuesto tiene ahora tantas novias como ceros. El centro de salud de Torrent sigue sin nevera. Las reclamaciones al maestro armero. Corto.

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