Pantallas planas | GENTE

Perdidos por 'Lost'

Mañana jueves, La Primera de TVE emite los capítulos 19 y 20 de Perdidos. Les puedo hacer la putada del siglo porque ya los he visto. Una vez, en Sky Italia, y la segunda tres meses más tarde, y también por el satélite digital de esta otra Península, el canal Fox. No pienso arruinarles la noche porque yo también soy un fan perdido de Lost, y sé lo que vale una buena ficción de suspense en tiempos de tanto chicle visual de segunda mano. Mi compulsiva adicción a Perdidos empezó en el piloto, y desde entonces no pude parar hasta el último capítulo.

Por cierto, qu...

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Mañana jueves, La Primera de TVE emite los capítulos 19 y 20 de Perdidos. Les puedo hacer la putada del siglo porque ya los he visto. Una vez, en Sky Italia, y la segunda tres meses más tarde, y también por el satélite digital de esta otra Península, el canal Fox. No pienso arruinarles la noche porque yo también soy un fan perdido de Lost, y sé lo que vale una buena ficción de suspense en tiempos de tanto chicle visual de segunda mano. Mi compulsiva adicción a Perdidos empezó en el piloto, y desde entonces no pude parar hasta el último capítulo.

Por cierto, que la futura Autoridad Audiovisual, además de luchar contra esa telebasura italianizante de producción propia, debería hacer algo para evitar esta confusión de series en antena, porque no es bueno para el país inventarse nuevas divisiones o brechas internas. Y es que en estos primeros momentos de agosto y ante la única tele serie que merece la pena, las televisiones realmente existentes han logrado dividir las audiencias españolas en dos grandes clases, las digitales y las analógicas. Los dos millones de hogares (hay que multiplicar por 3,5 telespectadores por hogar) que ya han podido ver Perdidos y sólo esperan la segunda temporada, y el frustrado resto masivo de españolitos analógicos o desatelizados que mañana llegarán al capítulo 20.

Existe una regla que no puede transgredirse. Las series de estreno tienen que seguir un orden riguroso

Existe una regla (económica) que está en la base de la industria de las ficciones de Hollywood (la segunda exportación, EE UU) y que no puede transgredirse. Las series de estreno, como las pelis y los desfiles, tienen que seguir un orden riguroso. Primero es la pay-TV, luego es la salida del DVD y en tercer lugar es la tele generalista. Y si se incumple el itinerario de pantallas, si una televisión generalista estrena Lost antes que las otras pantallas, entonces no hay tele de pago y los precios caen en picado. Aquí, con Perdidos, todo está sucediendo a la vez o con unos mortales capítulos de diferencia: la emisión en TVE y la del canal 21 de Digital +.

El caso es que nunca me había ocurrido un enganche así con una teleserie, y al final de cada capítulo de Perdidos tenía la misma sensación de un coitus interruptus. Los minutos me sabían a poco, y esas sabias dosis de suspense que se acumulaban, pero nunca acababan de eyacular los enigmas de la isla, me dispararon una ansiedad tipo las que ya diagnosticó Freud para cerebros y sexos frustrados. Me urgía saber qué ocurriría en el capítulo siguiente, y confieso que intenté todos los trucos, legales e ilegales, para neutralizar mi tic obsesivo-compulsivo, ya llamado en EE UU, donde arrasó, "el TOC de Lost". Todo fue inútil. La web de la cadena norteamericana ABC no respondía (allí finalizaron el 25 de mayo), el DVD no sale hasta el 6 de setiembre en la Región 1 (les recuerdo que estamos en la Región 2 del planeta deuvedé), y aunque era posible bajarla desde el ciberespacio pirata, era una eternidad y el mismo temblor de la falsificación. Quedaba el recurso último de telefonear a los amigos del Imperio, como en Caro diario, de Nani Moretti. Pero los Muñoz Molina no estaban sincronizados (lo suyo son Los Soprano) y el resto no veía tele.

Lo que no recomiendo a los espectadores analógicos que también padecen el TOC de Lost es hacer lo mismo que yo cuando no podía más: conectarme tipo friki a perdidosporlost@.msn.com y leer la continuación. Es todavía peor que el coitus interruptus. Lo más sano sigue siendo un suspense nacional compartido y solidario, sin brechas analógicas ni chivatazos digitales. En todo caso, ahí va un consejo (digital) antes de los capítulos finales, titulados Exodus, que próximamente emitirá La Primera. No esperen que se resuelvan los enigmas primordiales porque los guionistas de la ABC no son tontos y todos los españoles, digitales y analógicos, tendremos que esperar como un solo hombre a la segunda temporada para saber por qué en la isla hay esos terroríficos osos polares de cómic, qué cosa es el monstruo, si la isla es una máquina en plan doctor Moreau o sólo está agujerada, si los raptores de niños son piratas sin descendencia o sencillamente pedófilos y por qué nunca hay que apostar en la Bono Loto, el bingo o el Sudoku a la serie 4-8-15-16-23-42 . Sólo adelanto que hay una preciosa pista filosófica e ilustrada. Un personaje principal se llama John Locke y hay una tal Madame Rousseau.

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