Necrológica:

Laurel Aitken, cantante jamaicano

Con 78 años de edad, Laurel Aitken, leyenda de la música jamaicana, falleció el domingo 17 de julio en un hospital de Leicester (Reino Unido), tras un ataque al corazón. Con más de sesenta años como cantante, Aitken fue un habitual de los escenarios españoles en su última etapa, actuando incluso al frente de bandas locales como Malarians o Skarlatines. Con estos últimos grabó para el sello Liquidator un simpático disco, Lauren 'Lorenzo' Aitken en español, donde revelaba su querencia por la música latina.

Resulta que Aitken, de verdadero nombre Oliver Stephens, había nacido en C...

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Con 78 años de edad, Laurel Aitken, leyenda de la música jamaicana, falleció el domingo 17 de julio en un hospital de Leicester (Reino Unido), tras un ataque al corazón. Con más de sesenta años como cantante, Aitken fue un habitual de los escenarios españoles en su última etapa, actuando incluso al frente de bandas locales como Malarians o Skarlatines. Con estos últimos grabó para el sello Liquidator un simpático disco, Lauren 'Lorenzo' Aitken en español, donde revelaba su querencia por la música latina.

Resulta que Aitken, de verdadero nombre Oliver Stephens, había nacido en Cuba en 1927; a Jamaica, la tierra de su padre, sólo llegó cuando tenía 11 años. Inicialmente interpretó calypso y mento para turistas, pero se estrenó discográficamente, a finales de los cincuenta, con recreaciones caribeñas del rhythm and blues y el boogie estadounidenses. Una placa suya, con Little Sheila y Boogie in my bones, fue el primer lanzamiento de Island Records, la compañía de un señorito jamaicano enamorado de la música negra, Chris Blackwell. Allí no existía el concepto de artista exclusivo y Laurel editó abundantes discos en numerosas marcas, una práctica profesional que mantuvo hasta el final de su carrera.

Instalado en Inglaterra en 1960, Aitken pronto comprobó que sus ritmos exuberantes podían ser apreciados fuera de la comunidad caribeña: se subió al carro de lo que inicialmente se llamó allí blue beat y que llegaría a nuestros días como ska. En su momento, también haría reggae -incluso de ideología rasta, con piezas como Haile Selassie"-, pero fue el ska lo que prendió en tribus urbanas como los mods y los skinheads. Éstos apreciaban la picardía de temas como Fire in mi wire o Pussy price, éxitos menores que se sumaron a números como Skinhead Train, Landlord and tenants, Jesse James, o Woppi King. Dinámico en directo y empeñado en hacer bailar, Aitken se ganó el cariño del público blanco. Ésa sería la clave de su longevidad artística.

A principios de los ochenta, el movimiento 2 Tone le recuperó y llegó a entrar en las listas de ventas británicas con Rudi got married (piezas suyas también triunfaron en versiones de The Beat o UB 40). Aitken trabajó con los mods de Secret Affair o con los punkis de The Ruts. Conexión viva con la era dorada del Soho bohemio, apareció en la película Absolute beginners y adoptó el apodo de "padrino del ska". Pudo disfrutar de la tercera oleada de esa música, cuando el ska se convirtió en fenómeno underground, pero global. A Aitken se le pudo ver con grupos de los más diversos orígenes, incluyendo los ingleses Potato 5, los japoneses Ska Flames, los alemanes Busters, los italianos de Francisca o los estadounidenses Toasters y el New York Ska Jazz Ensemble.

En tiempos recientes, Aitken reivindicó, con cierta justicia, la paternidad de esa tendencia que busca hermanar los ritmos jamaicanos con las melodías del Caribe hispano, ejemplarizada por proyectos como Ska Cubano.-

Laurel Aitken.

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