Una invasión bajo sospecha

El ex jefe de seguridad del Atlético, despedido, dice ahora que le obligaron desde la directiva a irse una hora antes del asalto de los 'ultras'

José Camarero, jefe de seguridad del Atlético hasta el pasado 31 de junio, cuando recibió una carta "fría" en la que se le comunicaba su no renovación, ha empezado a recordar. Una memoria que el presidente del Atlético, Enrique Cerezo, tacha de "falsa e interesada".

Por ejemplo, Camarero recuerda que el día en que 11 miembros del Frente Atlético asaltaron el entrenamiento del equipo y amedrentaron a los jugadores, el pasado 19 de mayo, recibió una llamada telefónica: "A las once menos cuarto de la mañana me llaman al móvil del club para decirme que tengo que irme de la ciudad deportiva ...

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José Camarero, jefe de seguridad del Atlético hasta el pasado 31 de junio, cuando recibió una carta "fría" en la que se le comunicaba su no renovación, ha empezado a recordar. Una memoria que el presidente del Atlético, Enrique Cerezo, tacha de "falsa e interesada".

Por ejemplo, Camarero recuerda que el día en que 11 miembros del Frente Atlético asaltaron el entrenamiento del equipo y amedrentaron a los jugadores, el pasado 19 de mayo, recibió una llamada telefónica: "A las once menos cuarto de la mañana me llaman al móvil del club para decirme que tengo que irme de la ciudad deportiva de Majadahonda e ir al Calderón, porque hay una reunión de seguridad. Yo pido que la retrasen a la tarde. Pero no me dejan. Si yo estoy, los chicos no entran. ¡Qué casualidad! Saque usted las conclusiones". También rememora los sucesos de una semana antes, cuando algunos aficionados increpaban al palco y según él, Enrique Cerezo, el presidente de la entidad, le exigió que les tapase la boca. "Me dijo que les echase, yo me negué porque no les podía expulsar salvo con violencia, y el me advirtió que no volvería a poner un pie en el Calderón. A la semana siguiente pasó lo del asalto al entrenamiento, cosa que aprovecharon para echarme". Cerezo, con la voz cansada tras su viaje a Singapur, confiesa sentirse asombrado por las acusaciones y las niega: "Yo he hablado sólo tres veces en mi vida con ese señor y si le hubiera querido despedir ese día lo hubiera hecho". Cerezo considera que las palabras de camarero proceden de que está "fastidiado porque le han echado. Podía haber dicho todo esto hace año y medio".

Pero las acusaciones del, hasta unos pocos días, máximo responsable de la seguridad rojiblanca van más allá. "A la directiva no le interesa la seguridad, lo único que le interesa es que no entren pancartas que se metan con su gestión", asegura. Cerezo replica: "Lo único que se le ha pedido es que retire los carteles que incluyan insultos y los que tapen la publicidad pagada".

Camarero, policía nacional durante 20 años, afirma que ha manejado un presupuesto "cerca de seis veces inferior al de otros equipos" y que cuando demandaba más personal -"he trabajado sólo, sin ayudantes, sin vigilantes, sin un ordenador y hasta el pasado año sin un despacho"- le respondían: "No hay presupuesto". Cerezo desconoce el montante económico del que disponía seguridad, pero se sorprende: "En dos años nunca le he oído decir nada de que no tuviera dinero; si le faltaba, haberlo pedido a quien correspondiese".

Camarero, que se queja de que el "desinterés" del club por las cuestiones de seguridad le ha forzado a tomarse "sólo 16 días de vacaciones en dos años", revela que en los desplazamientos del club y en otras ocasiones especiales "debía abusar de mis amigos en la policía, en la Ertzaintza o en los Mossos d'Esquadra para garantizar la integridad de la expedición".

Otro de los aspectos en los que es muy crítico es en la parquedad a la hora de contratar vigilancia. "Hasta que yo llegué no había vigilantes, y después conseguí alguno, pero muchos menos de los que son necesarios". Y ejemplifica: "En la Ciudad Deportiva sólo hay un vigilante, pero en realidad no es un vigilante. Es un conserje que se encarga de la limpieza, del mantenimiento y, de paso, de controlar el aparcamiento de los jugadores". Ese conserje era la única persona de vigilancia el día del incidente con el Frente Atlético. Un incidente que se produjo tras la rotura de una valla. "Pedí que arreglaran esa valla muchas veces, la podía tirar un niño de 14 años, pero no me hacían caso", se lamenta Camarero, que asegura que la puerta metálica llevaba rota "más de dos años". El ex policía dice que aquel incidente fue aprovechado por la directiva para despedirle, tras "echar toda la mierda sobre mí" y que si él hubiese estado presente "no hubiera pasado nada, porque me lo dijeron los propios miembros del Frente Atlético".

Cerezo achacó la repentina sinceridad de Camarero a su despido y se preguntó: "¿Qué quiere, sacar a la luz todos los problemas que no fue capaz de solucionar?", para después zanjar el motivo de su despido: "Se le echa del club porque no nos gusta su manera de actuar y además no funciona".

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