Crítica:POP | Amaral

Reales

Profunda y rabiosamente reales. Así son los componentes de este dúo al que los focos y el ojo de la cámara aún no han conseguido mover un ápice de su forma de ser. Dos enamorados de la música -de la que hacen ellos y de la de los demás- que, al subir al escenario, no se transforman en quienes no son. Dos músicos sinceros que han acertado a base de comportarse con normalidad y ofrecer lo que saben hacer sin tenerse que disfrazar de gente cool.

Desde luego, eso lo percibieron las más de quince mil personas que abarrotaron el Palacio de Deportes y que se vaciaron en aplausos y grito...

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Profunda y rabiosamente reales. Así son los componentes de este dúo al que los focos y el ojo de la cámara aún no han conseguido mover un ápice de su forma de ser. Dos enamorados de la música -de la que hacen ellos y de la de los demás- que, al subir al escenario, no se transforman en quienes no son. Dos músicos sinceros que han acertado a base de comportarse con normalidad y ofrecer lo que saben hacer sin tenerse que disfrazar de gente cool.

Desde luego, eso lo percibieron las más de quince mil personas que abarrotaron el Palacio de Deportes y que se vaciaron en aplausos y gritos de cariño ante cada tema del dúo. Antes ya lo habían hecho con Iván Ferreira, ex Pirata, quien, junto a su hermano Amaro y el batería Karlos Arantzegi, presentó su primer trabajo en solitario, Canciones para el tiempo y la distancia, dedicando el tema Espectáculo a "todas aquellas personas que han conseguido recientemente sus derechos", en clara referencia al colectivo homosexual.

Amaral

Eva Amaral (voz, guitarra y armónica), Juan Aguirre (guitarra y voz), Javier Pedreira (guitarra y coros), Ángel Luis Samos (teclados), Manolo Mejías (bajo) y Carlos Gamón (batería). Palacio de Deportes de la Comunidad. De 18 a 25 euros. Madrid, viernes 1 de julio.

Con media hora de retraso, salió Amaral a los sones de Esta madrugada y, ya en la primera parada, Eva aprovechó para recordar cuando llegaron a Madrid a probar fortuna en 1997. Tras ocho años en esta cuidad, la solista reclamó poder "jugar ya en casa" y el público se manifestó ruidosamente de acuerdo, comenzando el concierto con un recorrido por las canciones de su último disco, Pájaros en la cabeza, con parada en los grandes éxitos de su Estrella de mar y recuerdos a las primeras páginas de su discografía.

Con un cuidado escenario lleno de pequeños monitores de televisión y en el que destacaba una iluminación de grandísimo nivel, Eva, ataviada con malla y tul rosa, y Juan, con su sempiterna gorra, mandaron sobre un escenario en el que éxitos del dominio público -Sin ti no soy nada, Te necesito, Toda la noche en la calle o Moriría por vos- fueron haciendo espacio a otras recién llegadas que, si bien no tienen tanto potencial como singles comerciales, mantienen un nivel de calidad musical similar, si no mayor: Mis amigos, las energéticas Big Bang o Revolución o En el río, sin lugar a dudas una de las mejores canciones en castellano con tema ecologista.

Hubo también dos momentos en los que cada miembro de Amaral cantó solo sobre el escenario. Juan se soltó en Tardes y su compañera Eva realizó una hermosa versión a voz y piano del tema Enamorada. Al final, hasta tres bises coronaron la exitosa actuación de este dúo al que no ha cambiado el éxito y que parece tener aún gasolina para dar a la música española muchas más canciones de las que perduran en el tiempo.

Eva Amaral.
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