Crítica:FLAMENCO | Manolo Sanlúcar

Refinamiento de una guitarra

Manolo Sanlúcar hizo un concierto, en el Festival GalapaJazz 2005, con diversos momentos de su biografía artística. Fue un acierto, porque nos dio una buena imagen de su devenir con la guitarra. Vimos claramente la gran distancia que hay entre el autor de las primeras composiciones a este que ahora mismo está creando un nuevo concierto.

En los dos primeros temas, Sanlúcar era todavía un guitarrista convencional, que compuso unas alegrías y otro tema muy bien hechos, pero sin la complejidad conceptual que después vendría. El segundo tema, Ruiseñor y mirlo, es espectacular porque l...

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Manolo Sanlúcar hizo un concierto, en el Festival GalapaJazz 2005, con diversos momentos de su biografía artística. Fue un acierto, porque nos dio una buena imagen de su devenir con la guitarra. Vimos claramente la gran distancia que hay entre el autor de las primeras composiciones a este que ahora mismo está creando un nuevo concierto.

En los dos primeros temas, Sanlúcar era todavía un guitarrista convencional, que compuso unas alegrías y otro tema muy bien hechos, pero sin la complejidad conceptual que después vendría. El segundo tema, Ruiseñor y mirlo, es espectacular porque las guitarras imitan el canto de estos pájaros, pero musicalmente tiene sólo un valor relativo.

Tauromagia fue ya una llamada de atención importante, tanto que se convertiría en referencia de toda la música de Sanlúcar. En el concierto interpretó dos de sus temas, Maestranza y Tercio de varas, ambos de una belleza sorprendente. El mejor Sanlúcar campa ahí por sus respetos, haciendo una música sentida, enormemente sincera.

Tres momentos de una guitarra

Guitarra y dirección musical: Manolo Sanlúcar. Segunda guitarra: Santiago Lara. Percusión: Paquito González. Cante: Carmen Grilo. Velódromo de Galapagar, 29 de junio.

Después vinieron los temas de Locura de brisa y trino, una obra compleja, difícil de tocar y difícil de entender, con versos de García Lorca ilustrando la música. Versos muy difíciles de cantar porque exigen de la cantaora una tesitura casi imposible de mantener. Carmen Grilo lo hizo muy bien, cantando poco pero haciéndolo con firmeza y determinación. La música de esta obra es una increíble sucesión de momentos de gran lirismo, con páginas tan bellas como la Carta a doña Rosita, de la que Sanlúcar hace una verdadera joya.

Por último, Manolo Sanlúcar ofreció las primicias de dos fragmentos de la obra en que trabaja actualmente. La ha inspirado un famoso pintor sevillano, en torno a cuyos cuadros crea y recrea otra vez música bellísima. En esta primera audición, la guitarra de Sanlúcar adquirió unos niveles de sonoridad fantástica, y no advertimos ni una sola dubitación.

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