Necrológica:

Athmane Bali, cantante tuareg

El sábado 18 de junio falleció una de las principales voces de la cultura tuareg. Athmane Bali, de 52 años, conducía su 4 - 4 cuando le sorprendió la repentina crecida de las aguas producto de lluvias torrenciales que cayeron en la región de Djanet, al sur de Argelia. La emisora de radio El Bahdja dio la noticia de que los bomberos habían encontrado su cuerpo sin vida dentro del vehículo arrastrado por la corriente.

Athmane Bali practicaba el tindi, música tradicional de los tuareg, los hombres azules del desierto, y había grabado dos discos en París, ...

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El sábado 18 de junio falleció una de las principales voces de la cultura tuareg. Athmane Bali, de 52 años, conducía su 4 - 4 cuando le sorprendió la repentina crecida de las aguas producto de lluvias torrenciales que cayeron en la región de Djanet, al sur de Argelia. La emisora de radio El Bahdja dio la noticia de que los bomberos habían encontrado su cuerpo sin vida dentro del vehículo arrastrado por la corriente.

Athmane Bali practicaba el tindi, música tradicional de los tuareg, los hombres azules del desierto, y había grabado dos discos en París, Assouf (Nostalgia) y Assarouf (El perdón).

Trabajó con el saxofonista francés de jazz Jean-Marc Padovani y llegó a presentarse en salas de Estados Unidos, Canadá y Europa con su pequeña troupe de voces femeninas. "Soy un intruso en la canción targuie, dominio exclusivo de las mujeres en la sociedad tuareg", dijo en una de sus últimas entrevistas.

"Canto a Argelia, al mundo musulmán, el amor al desierto. Me esfuerzo por representar el espejo de la personalidad argelina en el que cada ciudadano de nuestro país se reconoce. Y quiero reavivar nuestras raíces que son nuestra razón de vivir. Un árbol sin raíces no crecerá", solía repetir.

Médico cardiólogo en el hospital de Djanet, Argelia, Athame Bali afirmaba que "curar el cuerpo y sanar el alma no son cosas tan distintas". La ministra de Comunicación y Cultura de Argelia, Khalida Toumi, le ha calificado de símbolo para muchos jóvenes.

Ni su voz ni su laúd volverán a escucharse en las salas de Argel ni en las demás wilayas del país norteafricano.-

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