VISTO / OÍDO

Bono y el centro

Castilla-La Mancha es ejemplo de cómo las autonomías se pueden crear sin necesidad de nacionalismos, tradiciones, fandangos o muñeiras. Ciudades lejanas entre sí, con acentos y economías distintintos, crean una pequeña España. Esa creación la hizo Bono: creó lo que no existía como unidad. Merece grandes elogios. De no irse a la guerra, este Mambrú seguiría allí; se fue, quedó de presidente Barreda y el milagro continúa con este honrado inteligente y claro socialista leal. No es de extrañar que Bono piense que él pueda gobernar todas las españas con la misma soltura. Para lo cual se presenta co...

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Castilla-La Mancha es ejemplo de cómo las autonomías se pueden crear sin necesidad de nacionalismos, tradiciones, fandangos o muñeiras. Ciudades lejanas entre sí, con acentos y economías distintintos, crean una pequeña España. Esa creación la hizo Bono: creó lo que no existía como unidad. Merece grandes elogios. De no irse a la guerra, este Mambrú seguiría allí; se fue, quedó de presidente Barreda y el milagro continúa con este honrado inteligente y claro socialista leal. No es de extrañar que Bono piense que él pueda gobernar todas las españas con la misma soltura. Para lo cual se presenta como un hombre de centro. Tiene la virtud de tomar el color del suelo que le contiene: en Toledo fue católico, en Defensa, militar. Y en el Partido Socialista, socialista: desde el que busca el centro. Es emisor de frases: habla para que los periódicos recojan su pensamiento. Estas emisiones de voz no siempre son una opinión, idea o solución, pero sí una personalidad que no siempre comparte las grandes acciones de Zapatero.

Zapatero sabe hasta dónde puede llegar. No sé qué es más valeroso y más peligroso, si casar homos o irse de Irak; él lo hace. Ha emprendido este riesgo histórico de negociar con el enemigo, propuesta que parecía como una blasfemia de lesa patria que habían creado con amenazas la oposición de la derecha máxima y sus mentores y publicistas, sus iluminados y fraseólogos: y Bono está en contra. Emite refunfuños que salen en forma de titulillos, pero mantiene la disciplina de Gobierno. Claro que de otra manera tendría que salir de todo, y no es su propósito: es más bien quedar y esperar. Mirar y aguantar. En una España de centro, Bono sería ese punto. Misterioso y equívoco, pero válido. La revolución de costumbres de Zapatero ha ido mutando en apariencia y la de su partido, que parecía una derecha inteligente, hacia un centro aperturista, y de ahí hacia una izquierda posible. Así la derecha natural, el centro pancista y la izquierda de mínimos le siguen. La posibilidad de Bono es que en algo gordo tropiece Zapatero, mientras el PP se hace imposible cada día por su fascismo de formas y maneras; y haría falta este Bono fundamental de centro, mimado por la iglesia, con simpatías militares y aficionado al orden. (Yo no lo creo: pero se me aparece).

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