Crítica:CANTO | Felicity Lott

De la picardía a la elegancia

En su última actuación juntos en Madrid, Felicity Lott y Graham Johnson propusieron un programa de canciones de amor alrededor de un reloj, una excusa para meditar sobre el paso del tiempo en 24 horas. La estructura del programa de anteayer era muy parecida, pero el tema hacía referencia a mujeres perdidas y esposas virtuosas, más políticamente correcto que el de mujeres virtuosas y esposas perdidas, que habría introducido una pizca de humor inglés ya desde el propio enunciado.

Pero no es cuestión de quejarse del toque anglosajón, porque lingüísticamente impregnó una buena parte del rec...

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En su última actuación juntos en Madrid, Felicity Lott y Graham Johnson propusieron un programa de canciones de amor alrededor de un reloj, una excusa para meditar sobre el paso del tiempo en 24 horas. La estructura del programa de anteayer era muy parecida, pero el tema hacía referencia a mujeres perdidas y esposas virtuosas, más políticamente correcto que el de mujeres virtuosas y esposas perdidas, que habría introducido una pizca de humor inglés ya desde el propio enunciado.

Pero no es cuestión de quejarse del toque anglosajón, porque lingüísticamente impregnó una buena parte del recital, desde las divertidas canciones de Noel Coward, hasta la tradicional folksong de Somerset O Waly, Waly, arreglada por Britten y ofrecida como segunda propina, que hizo pensar por la versión melancólica y profunda de Lott en la contralto Kathleen Ferrier o en el tenor Ian Bostridge, ingleses hasta las cejas y que han hecho de esta canción una de sus referencias vocales.

XI Ciclo de Lied

Mujeres perdidas y esposas virtuosas. Felicity Lott (soprano) y Graham Johnson (piano). Canciones de Weill, Haydn, Mozart, Schumann, Brahms, Wolf, Richard Strauss, Walton, Bliss, Roussel, Fauré, Duparc, Coward, Poulenc, Hahn, Oscar Strauss y Grand. Fundación Caja Madrid. Teatro de la Zarzuela, 16 de mayo.

Lott y Johnson ofrecieron un recital de una elegancia soberana, con un sentido del teatro tan detallista, intencionado e irónico como solamente los ingleses desarrollan. Pasaron de la melodía francesa al lirismo straussiano, de la comedia musical al cabaret o del lied alemán a la canción tradicional inglesa, diferenciando perfectamente los estilos y con una sensación de continuidad admirable, difuminando las fronteras entre lo popular y lo culto, y reivindicando hasta lo más alto el peso de la interpretación. La pronunciación en alemán, francés e inglés de Lott fue impecable, con lo que los valores textuales estuvieron en primer plano. Un recital memorable.

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