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María Schell, 'el ángel rubio', actriz

María Schell, representativa estrella de cine de los años cincuenta, falleció a consecuencia de una neumonía el martes 26 de abril a los 79 años en un hospital de Graz, en Austria.

Nacida el 15 de enero de 1926 en Viena, fue una de las pocas actrices del ámbito germanohablante que alcanzó fama mundial. La llamaban el "ángel rubio", debido a su rostro luminoso y sus ademanes melodramáticos de niña inocente y sentimental.

"La considero una figura propia del clasicismo y del romanticismo alemán", comentó Alexander Horwath, director del Museo de Cine de Austria, al recordar que, a di...

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María Schell, representativa estrella de cine de los años cincuenta, falleció a consecuencia de una neumonía el martes 26 de abril a los 79 años en un hospital de Graz, en Austria.

Nacida el 15 de enero de 1926 en Viena, fue una de las pocas actrices del ámbito germanohablante que alcanzó fama mundial. La llamaban el "ángel rubio", debido a su rostro luminoso y sus ademanes melodramáticos de niña inocente y sentimental.

"La considero una figura propia del clasicismo y del romanticismo alemán", comentó Alexander Horwath, director del Museo de Cine de Austria, al recordar que, a diferencia de su compatriota Romy Schneider, María Schell no consiguió escapar a su estigma y nunca se embarcó en proyectos de vanguardia.

Su actuación en 1958 junto a Marcello Mastroianni en Noches blancas, de Luchino Visconti, y junto a Yul Brynner en Los hermanos Karamazov, dirigida por Richard Brooks, son dos de los hitos de una carrera de vertiginoso éxito. Fue reconocida en Hollywood y ganó numerosos premios internacionales, también el de mejor actriz en Cannes por El último puente (1954), un filme antibélicista dirigido por su compatriota Helmut Käutner.

Entre sus 200 películas de cine y televisión pueden destacarse sus interpretaciones junto a Gary Cooper, Marlon Brando y Romy Schneider, en producciones como Superman (1978) o La passante du Sans Souci (1981), en la que tuvo un papel secundario.

Horwath puso de relieve que para esta actriz políglota que estudió en Francia, el punto de partida no fue muy fácil, ya que tuvo que dar sus primeros pasos en el ámbito del cine alemán y austriaco de la posguerra, que muy poco tenía que ofrecer a escala internacional. La fortuna que le sonrió desde su debut a los 16 años comenzó a amainar ya a partir de los años setenta.

En 1991, afectada por depresiones, intentó suicidarse con pastillas. Después de los fracasos de sus dos matrimonios con los directores de cine Horst Hächler y Veit Relin (con los que tuvo un hijo y una hija, respectivamente, Oliver y Marie Therese), María Schell buscó el aislamiento y se recluyó en una lujosa casa de campo en Preitenegg, en el Estado austriaco de Carintia. La propiedad era herencia de sus padres, un escritor suizo y una actriz austriaca que habían trasladado su residencia a Suiza tras la anexión de Austria por la Alemania de Hitler en 1938.

Los cuatro hijos, Maximilian, Immy, Carl y María, se dedicaron a la actuación, pero ninguno de ellos fue tan idolatrado como María. Los alemanes en los años de la posguerra también la llamaban Seelchen (almita) porque tenía el don de conmover al espectador y arrancarle lágrimas de pena y alegría.

Su hermano menor, Maximilian Schell, recordaba que cuando él fue galardonado con un Oscar por su interpretación en La sentencia de Núrenberg en 1961, los diarios en alemán escribieron que quien había ganado el gran premio había sido "el hermano menor de María Schell". María Schell se mostró por última vez en público en febrero de 2002, cuando compareció en silla de ruedas para el estreno del documental Mi hermana María, realizado por su hermano Maximilian. El largometraje retrata con cariño los altibajos en la vida de una mujer frágil lanzada a la fama demasiado temprano.-

María Schell.EFE

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