Que no pare la música

Las fiestas de Moros y Cristianos, allí donde se celebren, siempre dedican su primera jornada a reconocer a los músicos que aportan sintonía festera. En Alcoi, que ayer inició su trilogía festera en honor de Sant Jordi, se congregaron anoche alrededor de 20 bandas de música para participar en la Festa del Pasodoble y la posterior interpretación del Himne de Festes, que dirigió Juan Tomás Silvestre en la plaza de España. Presidentes, directores de banda y músicos de todas clases acudieron con sus mejores galas guiados de las banderas y estandartes que daban fe de la larga tradición e his...

Las fiestas de Moros y Cristianos, allí donde se celebren, siempre dedican su primera jornada a reconocer a los músicos que aportan sintonía festera. En Alcoi, que ayer inició su trilogía festera en honor de Sant Jordi, se congregaron anoche alrededor de 20 bandas de música para participar en la Festa del Pasodoble y la posterior interpretación del Himne de Festes, que dirigió Juan Tomás Silvestre en la plaza de España. Presidentes, directores de banda y músicos de todas clases acudieron con sus mejores galas guiados de las banderas y estandartes que daban fe de la larga tradición e historia de cada una de estas formaciones. La pasión que todos ellos comparten por la música en general y por el género de las fiestas de Moros y Cristianos en particular, les hizo dejar de lado algunas de las diferencias que dividen a los responsables e integrantes de las sociedades con más solera de las más jóvenes.

Una de las discrepancias es la exclusividad en la interpretación de ciertas piezas que mantienen algunas bandas de música. Es el caso de la marcha cristiana Peña el Flare de Francisco Esteve, cedida en exclusiva a la Unión Musical de Muro, la marcha mora A Mons Pares de José Perez Vilaplana, que sólo puede interpretar la Unión de Cocentaina, o L'Entrà dels Moros, de Camilo Pérez Laporta que únicamente suena si la interpreta la Corporación Musical La Primitiva de Alcoi. Esta banda, que dirige Gregorio Casasempere, presume de conservar uno de los mayores archivos con piezas musicales dedicadas a los Moros y Cristianos. Casasempere, que comparte la "universalidad" del lenguaje musical, entiende también que en ocasiones la exclusividad en la interpretación de algunas piezas confiere un encanto añadido a quienes las interpretan y para quienes las escuchan.

Esta condición no hace más que "acotar la difusión de una obra" en opinión de Francesc Xavier Martínez Martínez, que este año se estrena como director de la Unión Musical de Alcoi. Su banda "no tiene piezas exclusivas, sino dedicadas". Son U.M.D.A., que José Martínez Ferrero dedicó a la Unión Musical de Alcoi, y Llanero i President, de José Albero, y que en alguna ocasión han sido cedidas a otras bandas. "Es como si compositores de música clásica sólo quisieran ser interpretados por una sólo orquesta. Se perdería la universalidad", señaló. En la misma línea se pronunció José Rafael Pascual, director de la Unión Musical de Muro. Su opinión difiere de la que tiene mayoritariamente el resto de la banda que dirige y que votó por que la marcha cristiana Peña el Flare continuara con la exclusividad concedida bajo notario a esta corporación por deseo de la viuda del autor.

Pascual no sólo cree que deberían romperse los vínculos que unen a unas bandas de música con determinadas piezas sino que sostiene que "todas las piezas deberían editarse". Sería esta una solución al problema de falta de regulación en la edición de piezas musicales y la proliferación de fotocopias.

"Para el ámbito de la cultura, los músicos no son más que un hombre con un faldón que por un poco más que un plato de olleta toca Paquito el Chocolatero", concluyó. Este pasodoble, el que más identifica a las fiestas de Moros y Cristianos, es el que menos suena en los actos oficiales. Los herederos de Gustavo Pascual Falcó, autor de la pieza en 1937, calculan que existen entre 20 y 25 versiones.