Reportaje:MOTOCICLISMO | Gran Premio de Portugal

Gibernau paga su error

El español se arriesga sobre la lluvia y se cae cuando era líder y Rossi, segundo tras Barros, ya le saca 25 puntos

¿Es fatalismo? ¿Sólo mala suerte? ¿Qué ocurre con Sete Gibernau? El piloto barcelonés no encontraba ayer explicaciones a todo lo que ha estado ocurriendo este fin de semana en el Gran Premio de Portugal. Llegó a Estoril con el estigma de haber perdido la primera carrera del campeonato en Jerez por culpa de un arriesgado adelantamiento de Valentino Rossi en la última curva que, además, le dejó secuelas en el hombro izquierdo. Su moral debió ser muy fuerte para superar sin rechistar todas las provocaciones que le fue lanzando el italiano y para no sucumbir al dolor de su hombro y a la caída en l...

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¿Es fatalismo? ¿Sólo mala suerte? ¿Qué ocurre con Sete Gibernau? El piloto barcelonés no encontraba ayer explicaciones a todo lo que ha estado ocurriendo este fin de semana en el Gran Premio de Portugal. Llegó a Estoril con el estigma de haber perdido la primera carrera del campeonato en Jerez por culpa de un arriesgado adelantamiento de Valentino Rossi en la última curva que, además, le dejó secuelas en el hombro izquierdo. Su moral debió ser muy fuerte para superar sin rechistar todas las provocaciones que le fue lanzando el italiano y para no sucumbir al dolor de su hombro y a la caída en los entrenamientos libres, que le obligó a infiltrarse. Dio la impresión de que Sete reservaba toda su energía para demostrar en la pista que podía ganar a Rossi. Y en ello estaba: marcó el segundo mejor tiempo y dejó a Rossi en la segunda fila de la parrilla de salida; y en carrera fue el líder indiscutible... ¡hasta que se cayó!

"No vi la bandera roja y amarilla indicando que había agua en algunas curvas"

"¿Qué hemos hecho mal?", se preguntaba Gibernau, de 32 años, cuando ya todo había terminado. "Nada. No puedo culparme de nada, ni tampoco al equipo. Mi único delito, en todo caso, fue ir líder cuando apareció la lluvia y tener que decidir hasta qué punto debía reducir la velocidad para entrar con garantías en aquella fatídica curva. No acerté. Y lo pagué caro, porque caí y tuve que retirarme". Todo aquello ocurrió en la 17ª vuelta de las 28 que debía completar en el circuito de Estoril. Desde la salida, Gibernau y su Honda se habían instalado con comodidad en cabeza de carrera, seguido de cerca sólo por el brasileño del equipo de Sito Pons, Alex Barros. El ritmo de Sete era tan fuerte, que ni siquiera Rossi (Yamaha) podía seguirlo. En siete vueltas le había cogido ya cuatro segundos.

Y entonces llegó el momento que decidió toda la carrera. Dos vueltas más tarde, en la novena, aparecieron las banderas blancas, que indicaban a los pilotos que tenían la posibilidad de pasar por boxes a cambiar su moto y coger otra con neumáticos de lluvia. Las primeras gotas de agua comenzaron a mojar la pista, pero aquello no parecía suficiente como para que los pilotos tomaran decisiones. "No caía agua como para cambiar de moto", comentó luego Valentino Rossi. "Entrar en boxes supone la pérdida de entre 40 o 50 segundos. Debería haber llovido mucho más para que paráramos. Yo no me lo planteé".

Los demás tampoco. Y Sete Gibernau, que lideraba la carrera, mucho menos. Incluso pareció que la humedad le favorecía. Su ritmo cayó, pero no tanto como el de Rossi. Le cogió hasta 11 segundos de ventaja. Sólo Barros, que había salido con el neumático delantero liso (slick) pero algo más duro, más apto para la lluvia, le seguía. Para todos, gestionar una moto de 150 kilos con unos neumáticos slick de dureza media con agua en la pista se convirtió en una odisea. Era, además, la primera vez en que debía aplicarse la nueva normativa que especifica que las carreras no van a pararse por la lluvia, sino que los pilotos podrán entrar en el garaje y coger otra moto con neumáticos adecuados. Aquello se convirtió en una lotería. Y el que debía marcar la pauta de lo que iba a ocurrir era Gibernau, el líder incuestionable de la carrera.

"Hemos pagado la inexperiencia de las nuevas normas", se quejó Gibernau. "Había visto la bandera blanca, pero no vi la bandera roja y amarilla indicándome que había agua en algunas curvas. Me guiaba por los controles y por las banderas que mostraban. Y cuando llegué al final de recta

había agua y me caí. Tomé todas las precauciones, bajé mi ritmo hasta en un segundo, dejé el freno al entrar en la curva y no toqué el acelerador. Pero nada bastó. Lo pagué con una caída. Y los demás tomaron nota. Me duele el hombro y estoy jodido físicamente porque tuve que infiltrarme. Pero no puedo estar frustrado, porque el equipo y yo lo hemos hecho todo bien: era líder y llevaba 11 segundos a Rossi".

La cuestión, sin embargo, es que la caída de Sete permitió a Álex Barros conseguir su primera victoria de la temporada, y la séptima de su carrera, y dejó el camino libre a Rossi para entrar segundo, sin ningún tipo de obstáculo. Y eso es una pésima noticia, puesto que el italiano aumenta la distancia sobre Gibernau en el campeonato y se coloca ya 25 puntos por delante del español. "Espero", confesó Sete, "que lo de esta carrera no sea una complicación insalvable".

Valentino Rossi observa, brazos en jarras, la felicidad de Alex Barros en el peldaño superior del podio.ASSOCIATED PRESS

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