Crítica:POP | Presuntos Implicados

Culpables

No hay presunción de inocencia cuando se llevan ya varios años gozando del triunfo siendo fieles a una música, aunque ésta no sea exactamente la que les animó a juntarse y dedicarse a ella hace más de dos décadas. Abandonado el funk negroide y el soul de sus primeros momentos, casi desde el principio optaron por intentar convertirse en el grupo de pop más elegante de España, con guitarras cuidadas, voces dulces y letras que no molestaran a nadie. Lo han conseguido, lo que ya les hace culpables.

Con la balada, a veces el bolero, y con alguna pieza más animada, han forjado u...

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No hay presunción de inocencia cuando se llevan ya varios años gozando del triunfo siendo fieles a una música, aunque ésta no sea exactamente la que les animó a juntarse y dedicarse a ella hace más de dos décadas. Abandonado el funk negroide y el soul de sus primeros momentos, casi desde el principio optaron por intentar convertirse en el grupo de pop más elegante de España, con guitarras cuidadas, voces dulces y letras que no molestaran a nadie. Lo han conseguido, lo que ya les hace culpables.

Con la balada, a veces el bolero, y con alguna pieza más animada, han forjado una de las más brillantes páginas de la historia de la música española a base de entregar, a cada disco, una dosis superior de pulcritud, limpieza y buenos modales. Hicieron gala de todo eso en el concierto con el que presentaban en Madrid Postales, su nuevo CD, que han publicado tras un paréntesis en el que los hermanos Giménez, por separado, se desmarcaron de la música que da sentido actual al trío. En directo se hace más patente la sensación de que los tres presuntos la conciben de maneras muy diferentes, pero que saben encontrar un territorio común para mostrarse naturales, a pesar de las divergencias.

Presuntos Implicados

Sole Giménez (voz), Juan Luis Giménez (guitarras), Nacho Mañó (bajo), Salva Ortiz (batería), Teresa Núñez (guitarra y coros), María Riquelme (coros), Santi Navalón ( teclados) y Francisco Blanco, Latino (saxo y flautas). Palacio de Congresos y Exposiciones. Madrid, 31 de marzo.

Una Sole muy suelta se adueñó de la presentación, intentando ser simpática y resultar graciosa. Tres fases tuvo el concierto: una primera dedicada a las nuevas canciones, ya coreadas por su público; una segunda en plan acústico, con los tres solos en el escenario; y una tanda final de sus más conocidas canciones (Gente, Llovió, Todas las flores, Cómo hemos cambiado, Alma de blues, con dedicatoria incluida a Joaquín Luqui). La despedida fue lo más destacable. A mitad de Tenemos que hablar irrumpieron en el escenario los gitanos raperos de La Excepción, agudos y talentosos como pocos. Pero Presuntos Implicados aún se atrevieron a más: invitar a subir a quien entre el público asegurara saber cantar o tocar un instrumento. Resultó curioso que Sed de amor sonara bien a pesar de que esos músicos anónimos y aficionados acababan de conocerse, lo que no hace más que hablar de la grandeza de una canción hecha por un trío culpable de saber hacerlas bien.

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