Reportaje:

Fraga persigue la remontada

El presidente de la Xunta de Galicia confía en recuperar en seis meses la mayoría absoluta que le niegan todas las encuestas

"Tengo una salud de hierro", proclamó el pasado domingo el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, después de tres días de encierro con los miembros de su Gobierno en el antiguo monasterio de San Estevo de Ribas do Sil (Ourense). Hasta las elecciones autonómicas del próximo octubre, Fraga librará una batalla contra el tiempo biológico y político, contra sus 82 años y el precario equilibrio interno en el PP gallego, en su intento de conquistar un quinto mandato. Ni siquiera las encuestas internas de su partido le vaticinan la mayoría absoluta imprescindible para gobernar. Pero Fraga aún confía en...

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"Tengo una salud de hierro", proclamó el pasado domingo el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, después de tres días de encierro con los miembros de su Gobierno en el antiguo monasterio de San Estevo de Ribas do Sil (Ourense). Hasta las elecciones autonómicas del próximo octubre, Fraga librará una batalla contra el tiempo biológico y político, contra sus 82 años y el precario equilibrio interno en el PP gallego, en su intento de conquistar un quinto mandato. Ni siquiera las encuestas internas de su partido le vaticinan la mayoría absoluta imprescindible para gobernar. Pero Fraga aún confía en la remontada y asegura: "Para ciertos aspectos la mía es la edad de un chaval".

El presidente gallego zanjó hace dos semanas las especulaciones sobre un posible adelanto de los comicios autonómicos. Fiel a una costumbre inalterada en 15 años, el fundador del PP agotará su mandato y convocará las elecciones para octubre. Sólo parece vacilar en la fecha. A algunos colaboradores les ha dicho que podrían ser el día 16, indicaron fuentes del PP. En público ha asegurado que dejará la convocatoria para finales de ese mes.

La nueva dirección del BNG y su ex líder mantienen una pugna por las candidaturas

Aunque algunos dirigentes regionales preferían un adelanto para finales de la primavera, los estudios de intención de voto han aconsejado apurar el calendario. Fraga necesita margen para recuperarse de las secuelas del pasado otoño, cuando el PP gallego estuvo a punto de romperse por las luchas entre un sector del partido y la dirección nacional, al tiempo que un desmayo del presidente en la tribuna del Parlamento autónomo alimentaba las dudas sobre su estado físico. Todas las encuestas realizadas en los últimos meses, incluidas las que manejan los partidos para consumo interno, vaticinan la pérdida de la mayoría absoluta del PP, un fuerte ascenso del PSOE y el estancamiento del BNG. Los socialistas aseguran incluso que sus sondeos les acercan a los populares, que en los comicios de 2001 doblaron sus votos.

Fraga se aferra al precedente de 2000, cuando se produjo la primera gran crisis política de su mandato, originada por las dificultades para hacer frente al mal de las vacas locas, y se hundieron sus expectativas electorales. En un año, se recuperó y volvió a superar el 50% de los votos en las autonómicas de 2001. El presidente transmite ahora a sus colaboradores la confianza en que aún dispone de margen para repetir la remontada. Sabe que todas las encuestas registran que un elevado porcentaje de gallegos -alrededor del 70%- le considera demasiado mayor para un quinto mandato. Pero también revelan que mantiene una importante cuota de aprecio popular y que su valoración personal compite con la de sus rivales.

Además de resistir las embestidas de sus adversarios, el socialista Emilio Pérez Touriño y el nacionalista Anxo Quintana, Fraga tendrá que afrontar el trance de elaborar las listas sin incomodar a las facciones enfrentadas en su partido. Tras la última crisis interna, el presidente se ha alineado en varias ocasiones con el sector rural y populista, adversario de Mariano Rajoy y de la dirección nacional del PP. Uno de los más significados dirigentes de ese sector, el líder del partido en Ourense, José Luis Baltar, ya ha hecho alarde de fuerza al vetar la presencia en sus candidaturas provinciales del vicepresidente primero de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, un fiel de Rajoy colocado en el primer escalón de la línea sucesoria. Fraga ha resarcido a Núñez Feijoo con el anuncio de que encabezará la lista de Pontevedra, donde tendrá además que buscar acomodo a su antiguo delfín, Xosé Cuiña, el gran adversario de Rajoy.

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La elaboración de las candidaturas también puede resultar traumática para los nacionalistas por el pulso entre su antiguo líder, Xosé Manuel Beiras, con la nueva dirección y con el partido mayoritario y ortodoxo del BNG, la Unión do Povo Galego (UPG). Beiras ha hecho saber que no renuncia a encabezar la lista por A Coruña, y sus partidarios están recogiendo firmas para respaldarle. Su sucesor, Anxo Quintana, intenta contentarle con la oferta de un puesto secundario.

En los últimos meses, el antiguo líder se ha distanciado de Quintana, a quien apoyó para sucederle, y ha endurecido su tradicional enfrentamiento con la UPG. En un libro de reciente publicación A estrela na palabra, Beiras acusa a la UPG de forzar su retirada y de atacarle con el argumento de que estaba conduciendo el BNG a posiciones "socialdemócratas y galleguistas".

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