El Valencia se deshace de Ranieri

El campeón de Liga indemnizará con 6 millones al técnico, superado por la sombra de Benítez

El Valencia destituyó ayer a Claudio Ranieri de su doble función de entrenador y de director deportivo. "Lo siento. Entiendo la decisión de la directiva", dijo ayer en la página web del club el entrenador italiano, de 53 años, que deberá ser indemnizado con unos 6 millones limpios por esta temporada y las dos más que tenía firmadas. "Quiero agradecerle al club que pusiera a mi disposición la plantilla que yo quería. Y también mandarles un abrazo a mis jugadores, que han hecho un gran esfuerzo", agregó. Más tarde, el técnico italiano declaró en Ràdio 9 que su gran error había sido no haber sabi...

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El Valencia destituyó ayer a Claudio Ranieri de su doble función de entrenador y de director deportivo. "Lo siento. Entiendo la decisión de la directiva", dijo ayer en la página web del club el entrenador italiano, de 53 años, que deberá ser indemnizado con unos 6 millones limpios por esta temporada y las dos más que tenía firmadas. "Quiero agradecerle al club que pusiera a mi disposición la plantilla que yo quería. Y también mandarles un abrazo a mis jugadores, que han hecho un gran esfuerzo", agregó. Más tarde, el técnico italiano declaró en Ràdio 9 que su gran error había sido no haber sabido motivar a unos futbolistas que venían de ganarlo todo. "No he logrado darle mi carácter al equipo".

"No he sabido motivar a unos jugadores que venían de ganarlo todo", dice el entrenador
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Su sustituto en Mestalla será Antonio López, director hasta ayer de la escuela del club, y ayudante del ex técnico Rafa Benítez, con quien conquistó dos Ligas y la Copa de la UEFA. "Es la oportunidad que he estado esperando toda mi vida", dijo ayer López, cordobés de 47 años, que está previsto que ocupe el cargo hasta el final de curso. Luego, ya se verá. Dependerá del nuevo director deportivo, que todo apunta a que será el ex capitán Fernando Gómez, con quien negoció el martes el presidente valencianista, Juan Soler.

"Seré hincha del Valencia", dijo también Ranieri, que ya cobró nueve millones de indemnización del Chelsea por las tres campañas que le quedaban por cumplir cuando el Valencia fue a ficharlo en junio pasado. Soler justificó la larga duración del contrato firmado en que se sintió presionado por la hinchada tras la marcha inesperada de Rafa Benítez. Azotado por una grave deuda, el Valencia acentúa así su crisis económica a la espera de llevar a cabo la aprobada recalificación de su estadio de Mestalla, por la que recaudará unos 300 millones.

El preparador romano se encerró ayer en su su casa de La Malva-rosa, el barrio que inmortalizó Manuel Vicent en su famosa novela, a 500 metros de la que fue la vivienda del también escritor Vicente Blasco Ibáñez. Su aislamiento ha sido progresivo. Y su declive comenzó en Bremen el pasado 29 de septiembre, cuando se lesionó el extremo Vicente, perdió el partido (2-1) y el equipo entró en un túnel del que ya no vio la luz. Cayó en la primera ronda de la Champions, en la primera de la Copa del Rey (ante el Lleida), en la primera de la UEFA (el jueves ante el Steaua en Bucarest), y se alejó de la opción de revalidar el título de Liga (está a 19 puntos del Barça).

La sombra de Benítez ha sido demasiado alargada. Y si los jugadores se alegraron en su día de que se marchara el exigente preparador madrileño, ahora lo lamentan. Por comparación, salió muy malparado Ranieri. A Benítez, los jugadores argentinos llegaron a apodarle El Diego, en alusión a Maradona, o sea, a Dios para ellos. Porque lo sabía todo, de los rivales, de los campos, de todo. Ranieri, en cambio, se dejó llevar por la intuición. Y le falló. En especial en el rendimiento que esperaba de los futbolistas italianos que avaló (Fiore, Corradi, Di Vaio y Moretti), y que han decepcionado. En el club se le achaca a Di Vaio muy poco compromiso con el grupo. Del barrizal del campo del Steaua, el delantero italiano salió en la noche del jueves impoluto, con la camisa limpia, mientras chorreaba el barro de las zamarras de sus compañeros.

Desde su cargo de manager del Liverpool, Benítez era el protagonista indirecto de la jornada. El gran vencedor. El entrenador madrileño recibió ayer llamadas de Valencia por las que pudo sentirse por fin vengado en Mestalla, de donde se marchó dando un portazo, acusando al director general, Manuel Llorente, de haberle amargado la vida. Claro que con sentimientos encontrados después de que sea su antiguo colaborador, Antonio López, quien asuma el puesto. Su relación con López se deterioró en el último año, aunque siguió valorando su profesionalidad, como en estas declaraciones a finales del pasado ejercicio, días antes de ganar la Copa de la UEFA: "Antonio López es un primer entrenador, con experiencia en tomar decisiones y una visión táctica. Él puede tener una empatía con los jugadores que yo no puedo. Este año nos han salido mejor las jugadas de estrategia en las que él ha tenido una mayor responsabilidad".

López, por su parte, recordó ayer que dispone en sus manos del equipo que tenía antes: "Los mismos jugadores e incluso una plantilla mejorada". Luego apeló a la necesidad de recuperar un estilo. "Es lo más importante. Mi idea de fútbol es similar a la de Benítez. Quiero atacar y defender a la vez".

Ranieri es el octavo técnico de Primera que dice adiós en lo que se lleva de temporada, tras José Antonio Camacho (Real Madrid), Benito Floro (Mallorca), Francisco (Numancia), García Remón (Madrid), Gregorio Manzano (Málaga), Lucas Alcaraz (Racing) y José González (Albacete).

Claudio Ranieri, con un gesto de preocupación, durante un partido.EFE