Crítica:SALSA | Marc Anthony

Racanería

No hubo tiempo. Acaso valga incidir en la participación del público, entregado en todo momento, que sólo mostró su enfado y una leve molestia cuando el artista decidió interrumpir su actuación a la hora escasa de haberla iniciado. Unos gritos de "¡fuera! ¡fuera!" y poco más, cuando a nadie hubiera extrañado un motín por el fraude que supuso pagar cerca de 60 euros, en algunos casos, en venta legal, y quedarse con la miel en los labios. Inexplicablemente, Marc Anthony defraudó a su acalorada audiencia española. Incomprensible esa decepción cuando el concierto estaba transcurriendo por los límit...

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No hubo tiempo. Acaso valga incidir en la participación del público, entregado en todo momento, que sólo mostró su enfado y una leve molestia cuando el artista decidió interrumpir su actuación a la hora escasa de haberla iniciado. Unos gritos de "¡fuera! ¡fuera!" y poco más, cuando a nadie hubiera extrañado un motín por el fraude que supuso pagar cerca de 60 euros, en algunos casos, en venta legal, y quedarse con la miel en los labios. Inexplicablemente, Marc Anthony defraudó a su acalorada audiencia española. Incomprensible esa decepción cuando el concierto estaba transcurriendo por los límites de lo correcto, con un público que acogía con entusiasmo cualquier gesto de este artista neoyorquino de origen puertorriqueño que se está convirtiendo en el verdadero fenómeno del pop latino.

Marc Anthony

Marc Anthony (voz) y Orquesta. Palacio de Vistalegre (Madrid), 22 de febrero.

Si hubo excusas para que abandonara el escenario de forma tan precipitada éstas no se dieron, y quedó entre el personal un sabor amargo que enturbió la primera visita a España de un artista de una proyección indudable. La plaza estaba abarrotada. Marc Anthony se esfumó justo cuando los catorce mil espectadores de Vistalegre mejor se lo estaban pasando.

Se había anunciado un largo concierto dividido en dos partes, una entregado a la salsa y los arreglos más tropicales y otra al pop, con montaje más internacional. Sobrevivió la parte salsera, con una agrupación de armas tomar, que sabían bien lo que se hacían en eso de darle sabor y colorido al son y al montuno, bases sobre la que se amoldan esos medio tiempos y baladas que Anthony desgrana con buenas maneras. Del enfoque pop nada se supo, sólo algún guiño en medio de alguna canción.

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