Fiat toma las riendas de la división de automóviles tras la ruptura con GM

El grupo impulsa las marcas Maserati y Alfa Romeo

Sergio Marchionne, administrador delegado de Fiat, ha decidido asumir personalmente la reorganización de la división automovilística del grupo. Y lo ha hecho a gran velocidad, sólo cuatro días después de cerrar el divorcio con General Motors. Marchionne ha despedido al austriaco Herbert Demel, que dirigía Fiat Auto desde finales de 2003, y ha tomado en sus manos la filial más grande y más conflictiva.

De forma simultánea ha anunciado la creación de un "polo de lujo" en torno a las marcas Maserati (hasta ahora vinculada a Ferrari) y Alfa Romeo. El cese de Demel era relativamente e...

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Sergio Marchionne, administrador delegado de Fiat, ha decidido asumir personalmente la reorganización de la división automovilística del grupo. Y lo ha hecho a gran velocidad, sólo cuatro días después de cerrar el divorcio con General Motors. Marchionne ha despedido al austriaco Herbert Demel, que dirigía Fiat Auto desde finales de 2003, y ha tomado en sus manos la filial más grande y más conflictiva.

De forma simultánea ha anunciado la creación de un "polo de lujo" en torno a las marcas Maserati (hasta ahora vinculada a Ferrari) y Alfa Romeo. El cese de Demel era relativamente esperado. El gestor austriaco procedía de Audi y Volkswagen, dos firmas habituadas a la planificación a largo plazo y al desarrollo metódico de nuevos modelos, y había establecido desde su despacho turinés un ritmo que Marchionne consideraba demasiado lento, dada la gravedad de la crisis de Fiat Auto y la urgente necesidad de lanzar al mercado nuevos coches bajo una nueva filosofía. Marchionne y Demel, además, no mantenían buenas relaciones personales.

El "polo del lujo" también se esperaba, para dotar de una identidad definida a las distintas marcas. El proyecto de Marchionne atribuye a la marca Fiat la misión de crear utilitarios, y a Lancia la de producir vehículos de gama media-alta dentro de la misma Fiat Auto. Alfa Romeo, la imagen "deportiva" del grupo, sería "elevada" uniéndola a Maserati, que en los últimos años ha formado parte de Ferrari y dispone de una calidad de fabricación muy superior a la que se puede permitir Fiat Auto. Si el enlace Alfa Romeo-Maserati funcionara bien, los directivos de Fiat intentarían reintroducir Alfa Romeo en el durísimo mercado estadounidense. La reorganización, en último extremo, apunta a atraer nuevos socios o compradores tras el fracaso con General Motors.

El gran problema es la ubicación de Maserati. Ferrari, apoyada por la "casa madre" Fiat, ha invertido en el último quinquenio más de 1.000 millones de euros en la fábrica Maserati de Módena y ha aplicado en ella las refinadas técnicas de producción de la mítica marca deportiva. Pero, a igualdad de precio, los clientes prefieren comprar un Ferrari, lo que ha obligado a abaratar los Maserati y ha estrechado hasta extremos insoportables el margen de beneficio de la firma del tridente.

Fiat Auto se enfrenta a un año crucial. Tiene un vencimiento de créditos por un importe cercano a 10.000 millones, lanza al mercado dos modelos (el nuevo Fiat Punto y el Alfa 159, sucesor del Alfa 156) y cerrará cinco meses su factoría turinesa de Mirafiori para modernizarla.

Sergio Marchionne.