Crítica:FLAMENCO

Autoridad y sabiduría

El baile fue el protagonista de la noche. No sólo por la actuación sustancial de El Güito y su compañía, sino porque además se entregaron los galardones Calle de Alcalá a Pilar López y a Mario Maya. Galardones altamente prestigiados en los años que llevan de existencia, otorgándose a carreras artísticas muy específicamente vinculadas a Madrid. Este año, por añadidura, se dio por partida doble: el, digamos, normal, a Mario Maya, y uno de honor, especial, a Pilar López, como maestra de grandes bailaores, principalmente el mismo Maya, El Güito y Antonio Gades. A quien la homenajeada recordó con e...

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El baile fue el protagonista de la noche. No sólo por la actuación sustancial de El Güito y su compañía, sino porque además se entregaron los galardones Calle de Alcalá a Pilar López y a Mario Maya. Galardones altamente prestigiados en los años que llevan de existencia, otorgándose a carreras artísticas muy específicamente vinculadas a Madrid. Este año, por añadidura, se dio por partida doble: el, digamos, normal, a Mario Maya, y uno de honor, especial, a Pilar López, como maestra de grandes bailaores, principalmente el mismo Maya, El Güito y Antonio Gades. A quien la homenajeada recordó con emoción, diciendo que lo lleva en su corazón y que sin duda alguna andaría por allí, revoloteando de alguna manera. Estaba muy emocionada Pilar, "más nerviosa que nunca cuando trabajaba", y se despidió con un "hasta la próxima vez". Maya leyó un breve texto sobre el baile flamenco. Los dos fueron ovacionados con entusiasmo, afecto y admiración.

XIII Festival Caja Madrid

Cante: Salmonete de Jerez, Rancapino. Toque: Alberto San Miguel, Fernando Moreno. Baile: Compañía de El Güito, con Mari Paz Lucena. Teatro Albéniz. Madrid, 16 de febrero.

Bailó Eduardo Serrano, El Güito. Al margen de que hiciera prácticamente el mismo programa de otras ocasiones, bailó con autoridad y sabiduría. La farruca y la soleá, sus bailes estrellas. Demuestra en ellos una gran solvencia, un saber hacer ejemplar y modélico, poniendo el acento en una gran sobriedad interpretativa. La compañía bailó, además, tonás, taranto y tangos, alegrías, en una actuación sin grandes alardes escénicos pero muy entonada en todos los aspectos.

En la primera parte hubo cante: Salmonete de Jerez y Rancapino. Ninguno de los dos estuvo en exceso afortunado. Salmonete, que era en tiempos muy interesante y ganó premios en el Concurso de Córdoba, después se enredó en cuestiones que no hacen al caso y ya se perdió, no sabemos si para siempre. Ahora parece querer volver, hace un cante puramente convencional e incluso diría que se encuentra bien de voz. Pero no sé, no lo vi demasiado centrado.

En cuanto a Rancapino, cantó sin voz. Él siempre tuvo poquita voz, pero es que ahora no tiene prácticamente ninguna. Entonces dice los cantes como puede, y le salva -si es que se salva, que tengo mis dudas- su experiencia. Él es cantaor de duende y pellizco, y a veces, aun en estas condiciones, tiene un atisbo, un tirón de jondura.

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