REPORTAJE

SUECIA. Un creciente sentimiento de rechazo

EL TEMA de la inmigración es en la actualidad uno de los más candentes en el debate político de Suecia. La opinión pública está cada vez más sensibilizada y se detecta en la sociedad un creciente sentimiento de rechazo a los extranjeros, que se expresa de diversas maneras. Aunque no es comparable a la xenofobia del vecino Gobierno danés, empieza a ser preocupante. Un intento de formar en Suecia un partido del tipo del Popular danés, cuya principal meta es la de expulsar a todos los extranjeros, no ha prosperado. Pero es muy probable que un líder carismático que levantara hoy las mismas bandera...

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EL TEMA de la inmigración es en la actualidad uno de los más candentes en el debate político de Suecia. La opinión pública está cada vez más sensibilizada y se detecta en la sociedad un creciente sentimiento de rechazo a los extranjeros, que se expresa de diversas maneras. Aunque no es comparable a la xenofobia del vecino Gobierno danés, empieza a ser preocupante. Un intento de formar en Suecia un partido del tipo del Popular danés, cuya principal meta es la de expulsar a todos los extranjeros, no ha prosperado. Pero es muy probable que un líder carismático que levantara hoy las mismas banderas xenófobas, tendría mejor suerte. Ya existe un partido neonazi que ha logrado representación en varias comunas, particularmente en las de la región sur del país, a través del voto popular.

Se estima que hay unos 25.000 extranjeros que están tramitando su permiso de residencia en Suecia. De ellos, unos 10.000 ya han tenido la negativa
Es probable que un líder carismático que levantara hoy las banderas xenófobas tendría suerte en Suecia. Los neonazis ya tienen representantes en varias comunas
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Ello ha alertado a la clase política, que, en estos momentos, se encuentra a la búsqueda de soluciones capaces de atajar males mayores.

Se estima que hay aproximadamente 25.000 extranjeros que están tramitando su permiso de residencia. Algunos, por segunda vez, ya que apelaron ante una resolución negativa anterior. La mayoría, sin posibilidades de tener una respuesta afirmativa. De ese total, unos 10.000 han tenido ya la negativa a su solicitud, incluso en la instancia de apelación a la que tienen derecho. Éstos, sobre los que ya está adoptada la decisión de expulsión, han pasado a la "clandestinidad" y se encuentran en situación ilegal, ayudados por parientes, Iglesias y organizaciones humanitarias. En muchos casos son familias con niños que carecen oficialmente de asistencia médica y de escuela, lo que crea un problema social añadido. La mayoría procede de países que han sufrido guerras, como la ex Yugoslavia, o las sufren, como Irak.

Frente a esta situación, tres partidos que integran la Alianza por Suecia -coalición de derechas que pretende desplazar a la socialdemocracia del Gobierno el año próximo-, más el Partido de Izquierdas (ex comunistas) y los Verdes han propuesto una especie de "amnistía" para esos 25.000 ilegales, a los que se les otorgaría el permiso de residencia. Sería una especie de borrón y cuenta nueva. A esta propuesta se oponen, hasta ahora, socialdemócratas y conservadores, que juntos tienen mayoría en el Parlamento.

Las causas que pueden en parte explicar el reciente rechazo a los extranjeros, son las comunes a casi toda Europa:

- Alta participación de extranjeros, especialmente de jóvenes cada vez más jóvenes, en los índices de criminalidad.

- Utilización, muchas veces por medios ilícitos, de las prestaciones sociales existentes en Suecia, que, aunque han sufrido recortes, siguen siendo espléndidas para los parámetros de un inmigrante de un país pobre.

- El choque cultural, que se agrava ante el fracaso de las políticas de integración.

Problemas superpuestos

El tratamiento del problema por los medios y casi siempre por el debate político no contribuye a esclarecer el panorama. Problemas sociales se confunden con problemas étnicos. Un hijo de inmigrantes que participa de las bandas juveniles que bajo amenaza despojan de los celulares o el reloj a los jóvenes suecos explicaba a un periodista: "Nosotros no tenemos nada en contra de los muchachos suecos, sólo queremos tener las mismas cosas que tienen ellos". Esas cosas que la televisión les ofrece permanentemente y que sus padres, generalmente en paro, no les pueden comprar.

Existe coincidencia en que el índice de criminalidad es más elevado entre los inmigrantes procedentes de los países del Este de Europa. La tendencia es a culpar a nacionalidades y olvidar que, para esos individuos, la caída de los regímenes autoritarios en los que vivían significó la perdida de todo el aparato de Seguridad Social que tenían. Suecia vivió durante 70 años bajo el temor de la "amenaza rusa". La invasión no se produjo, pero sí la invasión de mafias, traficantes de drogas, de mujeres y niños, y un aumento inusitado de enfermedades venéreas que casi habían sido eliminadas. No es extraño que en estos días la prensa haya divulgado que los ancianos alojados en residencias comunales han pedido a las autoridades que sean suecos y no extranjeros quienes hagan el aseo de la habitación y la ayuda personal. Se dice que se trata de personas con demencia senil. Tal vez no tanta.

Con nueve millones de habitantes, de los cuales aproximadamente un millón son extranjeros, aunque muchos de ellos nórdicos, Suecia había tenido bajo control el problema. Ahora se le está escapando de las manos.

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