ARTE

Aumentan el espacio y la venta de obras digitales en la feria Arco, que comienza hoy

Arco, la principal feria española de arte contemporáneo, abierta hoy en Madrid, parece confiar definitivamente en las tecnologías emergentes. Año tras año, el apartado dedicado al arte digital gana espacio, lo que en una feria significa que, aparte del éxito de público, empieza a tener éxito comercial. El arte digital, pese a los muchos prejuicios, se vende. El mexicano Lozano-Hemmer es uno de los casos más evidentes, con piezas -y no únicas- colocadas por 50.000 euros. En esta ocasión trae Tensión superficial (26.923 euros), proyección de un ojo humano que sigue el movimiento del visit...

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Arco, la principal feria española de arte contemporáneo, abierta hoy en Madrid, parece confiar definitivamente en las tecnologías emergentes. Año tras año, el apartado dedicado al arte digital gana espacio, lo que en una feria significa que, aparte del éxito de público, empieza a tener éxito comercial. El arte digital, pese a los muchos prejuicios, se vende. El mexicano Lozano-Hemmer es uno de los casos más evidentes, con piezas -y no únicas- colocadas por 50.000 euros. En esta ocasión trae Tensión superficial (26.923 euros), proyección de un ojo humano que sigue el movimiento del visitante.

Los vídeos digitales del realizador Bigas Lunas se cotizan a 6.000 euros. Wood mirror, la escultura reactiva de Daniel Rozin, que cambia según quién la mire, cuesta 65.384 euros.

Otros, como los artistas del software Golan Levin y Mark Napier, encuentran más obstáculos para vender sus creaciones, pero su galería Bitforms, de Nueva York, repite en Arco, animada por el éxito de 2004.

La obra multimedia Sweet wind in ones faces, de Yves Netzhammer. Precio: 10.000 euros.

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