Entrevista:MARCELINO DÍEZ MARTÍNEZ | Musicólogo | Signos

"Todavía yace en nuestros archivos una gran cantidad de música sin desempolvar"

Marcelino Díez Martínez, leonés de 1940, es profesor de Música en la Facultad de Ciencias de la Educación de Cádiz. Su trabajo como investigador ha oscilado siempre entre dos especialidades: la música étnica, el universo de las canciones y danzas populares, y la música del siglo XVIII. Director de coros y asiduo articulista, ha dado a la imprenta el monumental estudio Música en Cádiz. La Catedral y su proyección urbana en el siglo XVIII, editado conjuntamente por la Diputación, el Ayuntamiento y la Universidad de Cádiz, así como el Centro de Documentación Musical de Andalucía. En él se ...

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Marcelino Díez Martínez, leonés de 1940, es profesor de Música en la Facultad de Ciencias de la Educación de Cádiz. Su trabajo como investigador ha oscilado siempre entre dos especialidades: la música étnica, el universo de las canciones y danzas populares, y la música del siglo XVIII. Director de coros y asiduo articulista, ha dado a la imprenta el monumental estudio Música en Cádiz. La Catedral y su proyección urbana en el siglo XVIII, editado conjuntamente por la Diputación, el Ayuntamiento y la Universidad de Cádiz, así como el Centro de Documentación Musical de Andalucía. En él se estudia la música religiosa en Cádiz desde la actividad de los músicos catedralicios y su proyección en la ciudad, al tiempo que se da una muestra del repertorio conservado, en la perspectiva de la estética de la época.

Pregunta. ¿Por qué cree que la Historia vuelve tan a menudo la espalda a un elemento tan importante como la música?

Respuesta. Tratándose de música española, hemos arrastrado durante mucho tiempo una especie de complejo. Se pensaba que la música española era más pobre; por suerte ese tópico, que en algunos casos puede ser verdad y en otros no, va quedando atrás. Hoy sabemos que en la corte de Madrid del siglo XVIII se vivía un ambiente equiparable al de cualquier corte europea. Y lo mismo sucedía con la música teatral. También se creía que la música española no tenía peculiaridades, cuando es ésa su mayor riqueza. En definitiva, se investigó poco y se miró demasiado hacia fuera. Pero todavía yace en nuestros archivos una gran cantidad de música sin desempolvar.

P. ¿Se puede entender un siglo XVIII gaditano mudo y sordo, sin música?

R. Realmente no, y eso fue lo que más me motivó para emprender mi investigación. De aquel verdadero Siglo de Oro de la vida gaditana ya se habían estudiado otros muchos factores artísticos, económicos... Sin embargo, el aspecto musical no se había tocado nada. Es chocante que se haya dedicado mucha atención a la música en poblaciones minúsculas, y que nadie hubiera estudiado una ciudad que entonces contaba setenta y tantos mil habitantes.

P. Aquel esplendor se diluyó irremediablemente, ¿a qué se debió?

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R. Fue un fenómeno bastante paralelo a la decadencia casi generalizada de la música religiosa tras el proceso de desamortización. Había músicos profesionales que cobraban un sueldo y que se quedaron sin trabajo. No pasó lo mismo con la música teatral, pues siguió habiendo una vida operística muy importante.

P. ¿No hubo miedo a la profanización de la música?

R. Hubo una especie de inmovilismo reaccionario frente a la actitud de intercambio y conexión entre la vida operística y la música religiosa. Trataron de suprimir toda la música que no fuera canto gregoriano. Pero duró una década escasa, y no influyó notablemente en la decadencia a la que nos hemos referido.

P. De todos los personajes que ha ido encontrando en su investigación, ¿cuál le ha parecido especialmente curioso o llamativo?

R. Hay muchos: un Jorge de Guzmán, por ejemplo, que escribió un tratado de canto llano, una teoría de la música muy completa. Otro caso fue el de Fernando Ferantiere, un violinista importantísimo con composiciones propias y un tratado sobre la guitarra española y otro sobre violín. Pienso en Juan Oliver, violinista de la Catedral de Cádiz que pasó a la Capilla Real de Madrid. O en Miguel Medina, del que se conservan pocas obras de excelente calidad, y quien participó en interesantes polémicas sobre música.

P. ¿Qué música recomendaría para acompañar la lectura de su libro?

R. El libro viene acompañado por un cd-rom con unas 500 páginas de partituras, correspondientes a 14 obras. Con la Coral Antares hicimos una grabación titulada Música de la Catedral de Cádiz. Maestros del siglo XVIII, que editó Fonoruz. Me parece el disco adecuado.

P. Después de un trabajo tan exhaustivo, ¿queda algo por decir de la música gaditana del siglo XVIII?

R. Lo que hay en Cádiz lo tengo bastante estudiado, le he dedicado muchos años. Pero pudieran aparecer datos interesantes en otros archivos. En ciudades como Antequera o Sevilla tales archivos no existen: en algún sitio tienen que estar. De todos modos, creo que esos nuevos datos no cambiarían sustancialmente lo que trato de reflejar en mi estudio.