Un seleccionador sin contrato

No le cambió la cara al seleccionador cuando alguien le preguntó, sólo unos minutos después de proclamarse campeón mundial, si seguiría como técnico del equipo español. A sus 36 años, Juan Carlos Pastor es consciente de lo que está viviendo. Sabe que hasta ahora nadie había llegado tan lejos con España, que nadie había conseguido un oro y que es el primero que logra una medalla mundialista. Pero al hablar de su futuro no quiso desvelar nada nuevo. "La única realidad", dijo con una sonrisa en los labios, "es que se acaba mi contrato y que cuando llegue a España me iré a casa tranquilamente"....

No le cambió la cara al seleccionador cuando alguien le preguntó, sólo unos minutos después de proclamarse campeón mundial, si seguiría como técnico del equipo español. A sus 36 años, Juan Carlos Pastor es consciente de lo que está viviendo. Sabe que hasta ahora nadie había llegado tan lejos con España, que nadie había conseguido un oro y que es el primero que logra una medalla mundialista. Pero al hablar de su futuro no quiso desvelar nada nuevo. "La única realidad", dijo con una sonrisa en los labios, "es que se acaba mi contrato y que cuando llegue a España me iré a casa tranquilamente".

Pastor no escondió su deseo de seguir dirigiendo al equipo nacional y de poder defender el título en Alemania en 2007. "Sin embargo, también soy muy feliz en mi club", prosiguió. "Es algo que no me quita el sueño. Desde que empecé a trabajar el 24 de noviembre, sabía que el acuerdo entre el Valladolid y la federación era sólo hasta el 7 de febrero. Ahora hay unas elecciones, el día 29, y no sé qué ocurrirá después. Es cierto que tal vez deberían ofrecerle una renovación al técnico que ha conseguido el primer título mundial para nuestro país. Pero eso es algo que ya no depende de mí. Hay que hablarlo entre las tres partes. Y si no, seguiré muy feliz en el Valladolid".

La cuestión es que para que Pastor pueda seguir como seleccionador deben darse algunas circunstancias. Que Jesús López Ricondo gane las elecciones a la presidencia de la Federación, que le haga la oferta y que pague la claúsula de rescisión que el Valladolid cifra en unos 48.000 euros. Pastor también podría seguir si ganara otro candidato, Chechu Fernández, quien en un principio había hecho una oferta a Valero Rivera. Sin embargo, tras el partido contra Suecia, el ex técnico del Barça telefoneó a Chechu. "España va a ganar el Mundial y creo que Pastor debería seguir", le dijo. Rivera cuenta también con una oferta del tercer candidato, Alfonso Martínez.

A Pastor, de todas formas, todo eso parece preocuparle muy poco ahora. Lo que él quiere por encima de todo es disfrutar del momento. "Creo que aprendimos mucho de la derrota que sufrimos ante Croacia en la primera fase. Fue crucial para que hoy pudiéramos corregir los deslices defensivos que tuvimos, para evitar que Lackovic y Balic nos crucificaran". En su análisis del partido, Pastor valoró el gran nivel de concentración del equipo. "Supimos controlarlo siempre, porque ellos son los campeones mundiales y olímpicos y siempre podían despertar o nosotros descentrarnos. Pero no dejamos que eso ocurriera. Fuimos capaces de jugar las semifinales y la final como si fueran otro partido, saliendo a disfrutar".

Sólo hubo un momento en el que Pastor pensó que todo se había acabado. "Fue cuando Serbia tuvo un balón para ganarnos, al final de la segunda fase", explica. "Entonces pensé: ¿cómo voy a remontar a los jugadores y a mí mismo, con este palo que nos está cayendo encima?". Pero aquel momento resultó luego crucial, porque Barrufet y Garralda salvaron la situación y el empate actuó como un revulsivo para afrontar la parte final de la competición. "Allí ví que teníamos posibilidades de ganar el mundial, porque lo que vivimos en el vestuario fue algo maravilloso".

Sólo unos días después, Pastor pudo levantar los brazos como el resto del equipo mostrando a todo el mundo que acababan de ganar el oro. "Hemos trabajado mucho para poder estar ahí. Y yo siempre me he mostrado firme en mis decisiones: elegir sólo a 16 jugadores, implantar mis métodos, mi defensa de amagar y no agredir para evitar exclusiones, y mi apuesta por Chema

[pupilo suyo en el Valladolid] en la dirección del equipo. Intenté traer a los mejores jugadores para poder desarrollar mis ideas en el campo. Y la gente estuvo a muerte conmigo".