BALONMANO | La selección española, en la cima de oro

Garralda: "Éste no es mi final"

"No, ésto no es mi final", asegura con sorna Mateo Garralda, de 35 años. "Me quedan todavía muchos objetivos por lograr: el oro olímpico y el europeo, por ejemplo, y algunas copas de Europa más". El lateral derecho del Portland es un hombre feliz. Ayer, en Rades, fue proclamado como el mejor jugador en su posición y entró por segunda vez en el equipo ideal de un mundial. La primera vez que eso le ocurrió fue en Suecia, en 1993. Han pasado 13 años, en los que las lesiones, sobre todo en las rodillas, le han masacrado.

"Fue la mejor final, la mejor manera de ganar un Mundial", asegura Gar...

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"No, ésto no es mi final", asegura con sorna Mateo Garralda, de 35 años. "Me quedan todavía muchos objetivos por lograr: el oro olímpico y el europeo, por ejemplo, y algunas copas de Europa más". El lateral derecho del Portland es un hombre feliz. Ayer, en Rades, fue proclamado como el mejor jugador en su posición y entró por segunda vez en el equipo ideal de un mundial. La primera vez que eso le ocurrió fue en Suecia, en 1993. Han pasado 13 años, en los que las lesiones, sobre todo en las rodillas, le han masacrado.

"Fue la mejor final, la mejor manera de ganar un Mundial", asegura Garralda. "Nos enfrentamos al campeón y al gran favorito. Croacia nos había ganado ya en la fase preliminar y teníamos una cuenta pendiente con ellos. Esta vez les controlamos muy bien hasta el final. Y luego hemos bajado un poco el listón de nuestra defensa. Pero sólo cuando todo ya estaba resuelto". Para Garralda este título llega en un momento en que muchos otros jugadores ya han dicho adiós a este deporte. Pero él se ha marcado el objetivo de competir en los JJOO de Pekín en 2008. "Me estoy cuidando mucho para conseguirlo", asegura. "Y espero aguantar hasta allí al mismo nivel que he mantenido en este mundial".

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Para Garralda la aportación de Juan Carlos Pastor, el seleccionador, ha sido crucial. "Sí. Nos ha dado tranquilidad, confianza y regularidad", afirma. "Él siempre creyó en su sistema y se mostró firme en sus convicciones. En los entrenos nos dio confianza a todos los jugadores. Y siempre nos utilizó de la forma que creyó mejor para el equipo. Algunos jugaron pocos minutos en las semifinales y la final, pero habían aportado ya cosas en los primeros partidos, como Lozano, que estuvo genial ante Alemania. Pero cuando les requirió, todos lo dieron todo". Tras la victoria de ayer, Mateo tuvo gestos de complicidad con Iñaki Urdangarín, Duque de Palma, que no quiso perderse el éxito más importante del balonmano español. "Era como reencontrar a un compañero del vestuario", explicó.

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