Crítica:JUEGOS

Un simulador de esquí para la Copa del Mundo

La retransmisión de los saltos de esquí se repite puntualmente cada 1 de enero. Sin ellos la Navidad sería menos Navidad. Lo mismo sucede con la tradicional salida de los videojuegos sobre deportes de invierno.

Ski Racing 2005 es una simulación de la alta competición en las especialidades de descenso, eslalon, eslalon gigante y supergigante.

Habrá que clavar bien los cantos para no pasarse ni una puerta y batir al mejor crono al cruzar la línea de meta. La diversión consiste en emular a Hermann Maier, quien da soporte al disco, y ejecutar una buena carrera combinando las d...

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La retransmisión de los saltos de esquí se repite puntualmente cada 1 de enero. Sin ellos la Navidad sería menos Navidad. Lo mismo sucede con la tradicional salida de los videojuegos sobre deportes de invierno.

Ski Racing 2005 es una simulación de la alta competición en las especialidades de descenso, eslalon, eslalon gigante y supergigante.

Habrá que clavar bien los cantos para no pasarse ni una puerta y batir al mejor crono al cruzar la línea de meta. La diversión consiste en emular a Hermann Maier, quien da soporte al disco, y ejecutar una buena carrera combinando las distintas técnicas de giro, impulso, salto y frenada para deslizarse por las pistas de la Copa del Mundo.

Un pequeño error, como coger la puerta por encima, provoca un estrepitoso accidente y la descalificación automática. La opción estrella de Ski Racing 2005 es la participación en la Copa del Mundo.

'Ski Racing 2005'

Desarrolla:

ColdWorld Interactive

Distribuye: Nobilis

Plataforma: PC, Xbox, PS2

Género: Deportivo

Recomendado: Mayores de 3 años

Precio: 30€ , 37€

www.skiracing2005.com

La factura técnica no pasa del aprobado. Se trata de un título adaptado a tres plataformas distintas y prácticamente no se ha puesto esfuerzo en sacarle más partido en la consola más potente o en la versión de PC. Ahí está el hinchable gigante de la vaca lila y el sonido penetrante de los cencerros para animar los descensos, pero no basta para contrarrestar los abetos sacados de la prehistoria del videojuego tridimensional.

La perspectiva, que se aumenta con el efecto de ojo de pez cuando se consigue mayor velocidad, se antoja algo exagerada al provocar una deformación del campo de visión, necesaria por otra parte para localizar los palos de las siguientes puertas en caso de estar muy pegadas unas a otras.

El abuso en los últimos juegos del efecto muñeco de trapo en cuanto el esquiador se da de bruces restan credibilidad a las caídas. Y hablando de caídas, las realmente absurdas, provocadas por un giro excesivo o un salto mal realizado, no se producen nunca. Quizás es porque se trata de deportistas profesionales y estas cosas sólo pasan en las pistas verdes de las estaciones de los Pirineos. Todo esto no obsta para que el título sea entretenido, de precio asequible y proporcione aire fresco a novedades repetitivas.

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