Serenidad y belleza

Presentaba Juan Carlos Romero su último disco -titulado como él se apellida, Romero- y dio un concierto impregnado de serenidad y belleza. Juan Carlos Romero se ha creado un estilo propio a base de no crispar el toque, de mantener un constante equilibrio que da a su sonido una especial placidez. Lo que no quiere decir que sea conformista, vulgar. Bien al contrario, está dotado de un refinamiento que se sale de lo corriente, una forma de interpretar distinta a casi todo lo que hoy se oye en el mundo de la guitarra flamenca.

Tuvo el acierto Juan Carlos Romero de disponer su concier...

Presentaba Juan Carlos Romero su último disco -titulado como él se apellida, Romero- y dio un concierto impregnado de serenidad y belleza. Juan Carlos Romero se ha creado un estilo propio a base de no crispar el toque, de mantener un constante equilibrio que da a su sonido una especial placidez. Lo que no quiere decir que sea conformista, vulgar. Bien al contrario, está dotado de un refinamiento que se sale de lo corriente, una forma de interpretar distinta a casi todo lo que hoy se oye en el mundo de la guitarra flamenca.

Tuvo el acierto Juan Carlos Romero de disponer su concierto con bastante cante y bastante baile, lo que eliminó cualquier riesgo de monotonía. Cantó Poveda muy bien, como viene haciéndolo siempre últimamente, partes muy concretas de un repertorio que no es el suyo habitual, pero que le permite brindarnos nuevos matices, algunos realmente sorprendentes. En cuanto a Campallo dio tres breves apuntes de danza en su estilo conocido, de gran nervio y decisión. Una noche entrañable, pues, con notable música flamenca.