Llamazares confirma su liderazgo en IU, con una oposición del 46%

La alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, renuncia a ser la portavoz

Gaspar Llamazares logró ayer confirmar su liderazgo en IU con un apoyo ligeramente superior al que tuvo en la tormentosa asamblea de diciembre. Si entonces le votó un 49,5% de los delegados y un 53% de los miembros del Consejo Político, ayer logró subir hasta el 53,8%. Su mayoría se quedó en una cifra menor de la esperada. El ambiente de tranquilidad no ocultó la profunda división en IU, donde Llamazares cuenta con una oposición del 46%.

Como ha sucedido antes de casi todas las votaciones ajustadas, el equipo de Llamazares y él mismo generaron la ilusión de que contaba con una mayoría s...

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Gaspar Llamazares logró ayer confirmar su liderazgo en IU con un apoyo ligeramente superior al que tuvo en la tormentosa asamblea de diciembre. Si entonces le votó un 49,5% de los delegados y un 53% de los miembros del Consejo Político, ayer logró subir hasta el 53,8%. Su mayoría se quedó en una cifra menor de la esperada. El ambiente de tranquilidad no ocultó la profunda división en IU, donde Llamazares cuenta con una oposición del 46%.

Como ha sucedido antes de casi todas las votaciones ajustadas, el equipo de Llamazares y él mismo generaron la ilusión de que contaba con una mayoría sólida que se acercaba al 60%, un cifra soñada que quedó de nuevo muy lejos. Sólo se aproximó en la última votación, la que refrendaba la Permanente (la dirección Ejecutiva), apoyada por un 58%.

El líder no quiso aceptar en ese órgano un reparto de poder tan ajustado como en los demás, que se eligen proporcionalmente, porque habría significado tener la oposición dentro en cada una de las tomas de decisión. Como desplante por esa actitud, su principal rival, Enrique Santiago, decidió no estar en ese órgano y quedarse sólo en la presidencia, como hizo antes que él Francisco Frutos, su principal aliado contra Llamazares.

El coordinador ha optado por la vía que proponía su entorno: seguir hacia adelante sin pactar con la oposición para ser más libre a la hora, sobre todo, de cerrar los acuerdos con el PSOE, que caminan hacia un pacto de legislatura. El reciente encuentro de Llamazares con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, fue muy criticado en los pasillos. "Parece mentira que sea mucho más fácil llegar a acuerdos con el Gobierno de Zapatero que con el 50% de IU", señalaba Santiago.

El equipo de Llamazares y el propio líder también estaban satisfechos, porque con esa mayoría, de la que el coordinador dijo sentirse "orgulloso", pueden aprobarlo casi todo. También estaban contentos porque ayer, cuando los números ya eran muy claros -hasta el punto de que un parto no previsto los trastocó porque el padre y la madre eran miembros del consejo-, el ambiente fue mucho más relajado que en la asamblea de diciembre, donde los gritos de "¡Unidad, unidad!" tuvieron que sofocar a los de "¡Tongo, tongo!".

El coordinador dejó claro también que tenía la mayoría real. En diciembre tuvo que utilizar el truco de incorporar a los coordinadores regionales para ganar una votación que tenía perdida. Entonces convenció a Santiago para que se retirara con un argumento que ayer se hizo inapelable. Santiago podía ganar en diciembre, pero habría sido descabalgado ayer, y esa imagen de líderes de un mes habría sido aún más demoledora para IU, según coincidieron ambos sectores.

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La división en grupúsculos provoca también que, para dar satisfacción a todas las familias, los órganos de dirección sean "mastodónticos", del tamaño de los del PSOE o el PP. Casi la mitad de los elegidos no acude nunca a las reuniones.

La oposición interna, que augura un conflicto permanente en todas las federaciones mientras siga Llamazares, confía en hacerse con el poder cuando el líder no soporte más la presión. La mayoría, al contrario, confía en el agotamiento del grupo rival, muy heterogéneo. Fuentes de los dos sectores asumen que es poco probable que Llamazares llegue a presentarse de nuevo a las elecciones. Todos piensan como candidata en Rosa Aguilar, la alcaldesa de Córdoba. Pero ella prefiere seguir muy vinculada a su ciudad y de hecho renunció a la presencia habitual como portavoz oficial que le ofrecía el líder.

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