FÚTBOL | 18ª jornada de Liga

Bronca al presidente realista, Astiazarán

José Luis Astiazarán no recordará precisamente estas Navidades. El fin de año le pilló con una bronca monumental en la asamblea de accionistas que tumbó su pretendida ampliación de capital. Como todas las anteriores, aquella asamblea celebrada el 30 de diciembre, resultó tormentosa y escenificó nuevamente la terrible división que asola al conjunto donostiarra.

Aún sin reponerse de aquel traspiés, la Real sufrió una dolorosa derrota en los seis minutos fatídicos del Santiago Bernabéu, cuando ya acariciaba un punto en un escenario importante. Ayer el Albacete le enseñó las puertas del inf...

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José Luis Astiazarán no recordará precisamente estas Navidades. El fin de año le pilló con una bronca monumental en la asamblea de accionistas que tumbó su pretendida ampliación de capital. Como todas las anteriores, aquella asamblea celebrada el 30 de diciembre, resultó tormentosa y escenificó nuevamente la terrible división que asola al conjunto donostiarra.

Aún sin reponerse de aquel traspiés, la Real sufrió una dolorosa derrota en los seis minutos fatídicos del Santiago Bernabéu, cuando ya acariciaba un punto en un escenario importante. Ayer el Albacete le enseñó las puertas del infierno. Astiazarán siempre ha tenido un sector en contra, desde la fractura que supusieron las últimas elecciones. Ese sector se manifestó con prontitud contra el presidente y contra el equipo. Nada más conseguir el primer gol el Albacete, los pitos se adueñaron de un desangelado estadio de Anoeta. A cambio, otro sector de la afición prorrumpió en gritos de apoyo al equipo en busca de la remontada. Era una alternancia casi perfecta. Unos pitaban, otros gritaban "Real, Real". La segunda mitad aclaró el panorama. Tan plana estaba la Real y tan atónita tras el fatídico segundo gol, que los que animaban al equipo o se callaron o se sumaron a los que criticaban al presidente, a López Rekarte (tras el segundo gol), o a cualquiera que fallara un pase.

Astiazarán aguantó como pudo el chaparrón de críticas y los consabidos cánticos de "Asti, vete ya" que suelen menudear en Anoeta cuando pintan bastos. Al término del encuentro, en medio de la bronca, Astiazarán abandonó el palco con urgencia.

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