Análisis:CANAL +

Ingeniosas parodias

Canal+ recurrió a su menú tradicional con un añadido. De primero, El guiñol de 2004, un repaso a lo mejor de Las noticias del guiñol. No ha sido un año fácil, ya que la política ha superado los delirios del guionista más psicotrópico. Tripartito, Zapatero, crisis del Real Madrid, todo es triturado por esta máquina de parodias, capaz de disfrazar a Aznar de Rambo y a Felipe González de Cantinflas. De segundo, las campanadas, con Ronaldinho y Beckham como anfitriones. El simpático brasileño y el pesetero inglés, así los describen sus muñecos, enfrascados en un diálogo que comparaba...

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Canal+ recurrió a su menú tradicional con un añadido. De primero, El guiñol de 2004, un repaso a lo mejor de Las noticias del guiñol. No ha sido un año fácil, ya que la política ha superado los delirios del guionista más psicotrópico. Tripartito, Zapatero, crisis del Real Madrid, todo es triturado por esta máquina de parodias, capaz de disfrazar a Aznar de Rambo y a Felipe González de Cantinflas. De segundo, las campanadas, con Ronaldinho y Beckham como anfitriones. El simpático brasileño y el pesetero inglés, así los describen sus muñecos, enfrascados en un diálogo que comparaba el paso del tiempo con el fútbol. La fiesta culminó con el guiñol de la ministra Carmen Calvo besando a Beckham con lujuria cultural. Fue el preludio de un delicioso postre: Don Quijote del Guiñol, una superproducción de los guiñoles para homenajear a dos españoles de moda, Cervantes y Zapatero. Zapatero es Don Quijote y Pedro Solbes es Sancho Panza. El Caballero del Buen Talante recorre el país dispuesto a reparar injusticias y haciendo proselitismo de lo progre. Por el camino, tropieza violentamente con la degradada realidad, ya sea en forma de feudalismo inmobiliario, turismo rural, gastronomía esferificada, oposición desorientada, transfuguismo fratricida o perversa telebasura. Era una parodia cantada (Tele 5 también recurrió al Quijote), pero lo bastante inteligente para zanjar de un divertido plumazo los fastos cervantinos y, de paso, retratar con el sarcasmo de un loco y la precisión de un cuerdo los primeros meses del zapaterismo andante.

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