Reportaje:

Karpin da la nota

El jugador ruso convierte, en un comunicado, sus aplausos al público que le insultaba en "un acto de paz" y acusa al árbitro de apoyar la violencia

Valery Karpin, el centrocampista de la Real, sin ninguna duda, es un tipo singular. En el campo, un buen futbolista (en su último año), con accesos ingobernables; fuera del campo un tipo dialogante. En Riazor, apareció el Dr. Jekill y después lo quiso arreglar como Mr. Hyde en un comunicado a cuenta de su expulsión en Riazor, donde la Real empató (2-2) el pasado domingo, cuando iba a ser sustituido, por perder tiempo.

En su comunicado, Karpin considera una decisión injusta la segunda tarjeta amarilla que motivó su expulsión y afirma que el colegiado madrileño Antonio Rubinos Pérez, en l...

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Valery Karpin, el centrocampista de la Real, sin ninguna duda, es un tipo singular. En el campo, un buen futbolista (en su último año), con accesos ingobernables; fuera del campo un tipo dialogante. En Riazor, apareció el Dr. Jekill y después lo quiso arreglar como Mr. Hyde en un comunicado a cuenta de su expulsión en Riazor, donde la Real empató (2-2) el pasado domingo, cuando iba a ser sustituido, por perder tiempo.

En su comunicado, Karpin considera una decisión injusta la segunda tarjeta amarilla que motivó su expulsión y afirma que el colegiado madrileño Antonio Rubinos Pérez, en lugar de cortar la violencia verbal que, a su juicio, se producía en la grada, lo que hizo fue ir contra él. "Es un granito de arena más para que el fair play se imponga en el fútbol y no gane la violencia, los racismos y todo lo que es el antideporte. Pues bien, he aquí un árbitro que olé sus..., dijo también Karpin muérete y me echó del campo. Viva el ejemplo de este tío que da alas a los violentos. Así, dentro de poco tendremos que admitir que la libertad de expresión pueda ser socialmente delictiva. Que se pueda decir con la boca llena que violen a tu hija, que revienten a tu mujer... Los arbitrajes no deben ser un canto al fútbol muérete", señala con dureza la misiva.

"No entiendo nada, porque había mucha gente insultando y diciendo cosas muy graves. Y luego dicen que hay que cortar la violencia en el fútbol, pero Rubinos Pérez lo que hizo fue cortar mi cabeza sancionándome", señala.

El ruso defiende que los gestos que hizo, aplaudiendo a los aficionados que le insultaban, cuando iba a ser sustituido, no fueron más que un intento de contrarrestar los insultos y amenazas. Karpin insistió también en que Luque, quien le llamó chulo al finalizar el encuentro, "debe de opinar en su casa, al ser un personaje público tiene que pensar mucho lo que dice".

Opinó, asimismo, que el club debe recurrir la expulsión para que el Comité de Competición no le sancione por esa tarjeta amarilla que le impide jugar este sábado contra el Betis. En ningún momento de su comunicado, Karpin sugiere autocrítica alguna. El árbitro entendió que era una desconsideración al público lo que Karpin entiende como "un acto de paz". La dialéctica como problema.

Valery Karpin.

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