FÚTBOL | Décima jornada de Liga

A Novo le devora el Calderón

Álvaro Novo estaba deprimido. Nada le salía bien en el Calderón. En realidad nada le salía bien desde que fichó la temporada pasada por el Atlético procedente del Mallorca. Los técnicos del equipo le daban casi por "irrecuperable". De hecho, había desaparecido hasta de las convocatorias. César Ferrando, el técnico del Atlético, prefirió durante muchas jornadas alinear por la banda derecha a un mediapunta poco veloz y con mucha querencia al juego reposado y por el centro como el canario Jorge. El Manzanares era inmisericorde con Novo. Le pitaba desde el primer momento en que cogía la pelota....

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Álvaro Novo estaba deprimido. Nada le salía bien en el Calderón. En realidad nada le salía bien desde que fichó la temporada pasada por el Atlético procedente del Mallorca. Los técnicos del equipo le daban casi por "irrecuperable". De hecho, había desaparecido hasta de las convocatorias. César Ferrando, el técnico del Atlético, prefirió durante muchas jornadas alinear por la banda derecha a un mediapunta poco veloz y con mucha querencia al juego reposado y por el centro como el canario Jorge. El Manzanares era inmisericorde con Novo. Le pitaba desde el primer momento en que cogía la pelota.

Novo se afeitó la barba superpoblada que cubría sus facciones. Se cortó las largas melenas que le colgaban hasta el cuello y ayer volvió a ser titular. La grada le concedió unos minutos de descanso. Y él salió con ganas. Tocó dos balones en los primeros diez minutos. Quiso atreverse, encarar, olvidarse del miedo al fracaso. Pero el nuevo ánimo sólo le duro para esas dos carreras, ambas frustradas por los defensores del Zaragoza. Después volvió a estar triste y, absorbido por el agujero negro en que se convirtió el juego de sus compañeros, se fue diluyendo hasta desaparecer. Ferrando le volvió a sustituir por Jorge. Le concedió los primeros quince minutos del segundo tiempo y le mandó a la caseta. Ayer tampoco pudo ser la resurrección de Novo, un chico introvertido y muy educado, al que, como a tantos otros, le ha devorado la responsabilidad en el Calderón.

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