Feliz pareja

El jueves, en este periódico, Michael Tilson Thomas manifestaba su disgusto por la victoria de George W. Bush. Comprometido con la opción demócrata, el arranque de su programa madrileño el mismo día parecía toda una declaración de principios: las Variaciones orquestales de Aaron Copland (1900-1990), un músico americano, socialista y homosexual. De ganar Kerry hubiera sido un buen homenaje a sus promesas. Como ha perdido, bien podría pensarse que lo es a unas ideas que ya ganarán un día. Y, en todo caso, estupenda música.

Desde ese inicio se vio que la pareja de hecho que, desde h...

El jueves, en este periódico, Michael Tilson Thomas manifestaba su disgusto por la victoria de George W. Bush. Comprometido con la opción demócrata, el arranque de su programa madrileño el mismo día parecía toda una declaración de principios: las Variaciones orquestales de Aaron Copland (1900-1990), un músico americano, socialista y homosexual. De ganar Kerry hubiera sido un buen homenaje a sus promesas. Como ha perdido, bien podría pensarse que lo es a unas ideas que ya ganarán un día. Y, en todo caso, estupenda música.

Desde ese inicio se vio que la pareja de hecho que, desde hace diez años, forman la Sinfónica de San Francisco y Tilson Thomas funciona de maravilla. La orquesta es una de las grandes americanas y se pliega con admirable flexibilidad a los criterios del maestro, posee un equilibrio evidente entre sus secciones y algunos solistas -clarinete, fagot, oboe, trompeta, tuba- lucen muchos quilates. La formación entiende a la perfección a un director de gesto amplio y personalísimo y, para muestra, la manera formidable de ajustar la dinámica por parte de la cuerda en el tiempo lento de la Segunda de Sibelius, una verdadera lección de técnica de los unos y del otro. El concepto del director en obra tan hermosa es directo y poderoso. Leif Ove Ansdnes fue un solista espléndido en el Concierto nº 2 de Rachmaninov. Es un pianista grande, marmóreo y traslúcido, que renueva página tan sobada y hace que se escuche como algo nuevo. Ante el éxito, los californianos ofrecieron como propina una vivaz y brillantísima 'Farandole' de La arlesiana, de Bizet.