Se acabó la maldición

Los Red Sox de Boston ganan las Series Mundiales de béisbol después de 86 años

Se acabó la maldición. Con una demostración espectacular de poderío -ocho partidos seguidos ganados en once días, un récord absoluto en las finales- los Red Sox de Boston lograron en la madrugada de ayer el campeonato nacional de béisbol, que no ganaban desde 1918. El equipo del candidato demócrata John Kerry -que siguió el partido en Ohio y que apareció después con una gorra de los Red Sox, feliz de identificarse con los campeones a cinco días de las elecciones presidenciales- dio la alegría de su vida a los hinchas más sufridos de EEUU y sacó a la calle 100.000 personas en su ciudad natal, B...

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Se acabó la maldición. Con una demostración espectacular de poderío -ocho partidos seguidos ganados en once días, un récord absoluto en las finales- los Red Sox de Boston lograron en la madrugada de ayer el campeonato nacional de béisbol, que no ganaban desde 1918. El equipo del candidato demócrata John Kerry -que siguió el partido en Ohio y que apareció después con una gorra de los Red Sox, feliz de identificarse con los campeones a cinco días de las elecciones presidenciales- dio la alegría de su vida a los hinchas más sufridos de EEUU y sacó a la calle 100.000 personas en su ciudad natal, Boston, para celebrar la victoria.

En la madrugada de ayer, los Red Sox, el pupas de las grandes ligas de béisbol que se había clasificado para las finales por la puerta de atrás, hizo historia. "Todos nuestros seguidores han esperado años y años a que llegara una noche así, y al fin llegó", dijo el propietario del equipo, John Henry. "Hay montones de gente celebrándolo y bailando en las calles, y estoy deseando unirme a todos ellos", gritaba en San Luis Terry Francona, el entrenador de Boston. "Lo hicimos, tíos. Somos los campeones", proclamó Manny Ramírez, que consiguió el título de Mejor Jugador de las finales. "Somos sólo un grupo de tipos que sabemos cómo jugar al béisbol. Sabemos exactamente qué es lo que hay que hacer", remachó Johnny Damon, conocido por su barba y sus melenas como el hombre de las cavernas y de nuevo, como frente a los Yankees, uno de los héroes del equipo, autor del home run [bola fuera del campo] que anotó la primera de las tres carreras nada más empezar el partido.

Las víctimas fueron los Cardinals de San Luis: el equipo más sólido de la Liga Nacional -ganaron 105 partidos en la temporada- falló un encuentro detrás de otro, los dos primeros en el mítico Fenway Park de Boston y los dos últimos en su estadio. El 4-0 ha sido casi igual de insólito que lo que ocurrió la semana pasada, cuando los Red Sox remontaron un 3-0 desfavorable contra los Yankees -el sistema de finales da la victoria al mejor de siete partidos- para alzarse con el título de la Liga Americana.

Los Red Sox es un equipo con solera que ganó cinco campeonatos nacionales de béisbol desde el primero que se jugó, en 1903, hasta 1918. Pero en 1920, Harry Frazee, su propietario vendió a la estrella del equipo, Babe Ruth, a los rivales de Nueva York, los Yankees, por la importante suma de 100.000 dólares, para pagar deudas. Desde entonces, el equipo no había ganado ningún campeonato nacional. ¿La culpa? La maldición del Bambino . Eso es lo que decenas de miles de sufridos seguidores creyeron en 1946, 1967 y 1975, cuando su equipo cayó en el séptimo y último partido de la final. Y eso es lo que todo el mundo pensó en 1986, cuando los Red Sox estaban a punto de ganar el título y una inocente bola pasó por debajo de las piernas del primera base, Bill Buckner, y el error les costó el partido y el campeonato.

Todo eso queda ahora atrás. Las celebraciones de los hinchas y de cientos de miles de seguidores del pasatiempo nacional estadounidense que simpatizan con la emocional historia del equipo de Boston -y que disfrutaron la semana pasada con la derrota de los prepotentes Yankees- recompensan ahora a los que, contra viento, marea y desgracias, han apoyado a los Red Sox. Como dijo anoche Trot Nixon, otro de los jugadores que ayer tuvieron un papel decisivo, "costó un poco de tiempo, pero aquí estamos. Más tarde o más temprano, sabíamos que ocurriría".

El receptor Jason Varitek salta sobre el lanzador Keith Foulke tras el triunfo.REUTERS

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