El último celebidacheano

La Escuela Superior de Música Reina Sofía ha inaugurado el nuevo curso académico con un precioso concierto de su Orquesta Freixenet, dirigida por Juanjo Mena. Ángel Cabrera sorprendió a todos en el Concierto nº 2 en fa menor, de Chopin, por el preciosismo de su sonido, la asimilación de la sustancia y la expresión chopinianas y la seriedad rigurosa de los conceptos musicales. Bien es verdad que tuvo a su lado un colaborador de la categoría de Juanjo Mena, "el último celebidacheano" por ahora y en línea con la mejor tradición germana. Con los dones y el saber de Mena se entiende la admir...

La Escuela Superior de Música Reina Sofía ha inaugurado el nuevo curso académico con un precioso concierto de su Orquesta Freixenet, dirigida por Juanjo Mena. Ángel Cabrera sorprendió a todos en el Concierto nº 2 en fa menor, de Chopin, por el preciosismo de su sonido, la asimilación de la sustancia y la expresión chopinianas y la seriedad rigurosa de los conceptos musicales. Bien es verdad que tuvo a su lado un colaborador de la categoría de Juanjo Mena, "el último celebidacheano" por ahora y en línea con la mejor tradición germana. Con los dones y el saber de Mena se entiende la admirable versión de La noche transfigurada, de Schönberg. Era de asombro comprobar la calidad del conjunto. La fusión de maestro e instrumentistas se produjo en alto y sorprendente grado. Como homenaje a Cervantes oímos la Suite en sol mayor (Burlesque de Quichotte), de Telemann. La versión de la orquesta de la escuela fue de todo punto admirable.

En resumen, todo hacía pensar en un futuro esplendoroso que en realidad tocamos ya por el gran impulso de ese motor humano que se llama Paloma O'Shea.