Análisis:ESPACIOS DE COTILLEO / TELE 5 Y ANTENA 3

Marea negra

Si aceptamos que el cotilleo es una industria hay que admitir que las televisiones privadas han sustituido a las revistas a la hora de liderar este sector de la economía. Si antaño el cotilleo se alimentó de los telefamosos para superar sus sequías, ahora la tele ejerce su dictadura sin escrúpulos. En estos días, Antena 3 y Tele 5 viven una apoteosis de la intimidad productiva difícil de superar. Día a día, A tu lado, TNT y Salsa rosa, en Tele 5, son seguidos de cerca por A la carta, Mirando al mar y ¿Dónde vas, corazón?, en Antena 3. Los colaboradores...

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Si aceptamos que el cotilleo es una industria hay que admitir que las televisiones privadas han sustituido a las revistas a la hora de liderar este sector de la economía. Si antaño el cotilleo se alimentó de los telefamosos para superar sus sequías, ahora la tele ejerce su dictadura sin escrúpulos. En estos días, Antena 3 y Tele 5 viven una apoteosis de la intimidad productiva difícil de superar. Día a día, A tu lado, TNT y Salsa rosa, en Tele 5, son seguidos de cerca por A la carta, Mirando al mar y ¿Dónde vas, corazón?, en Antena 3. Los colaboradores de estos programas son intercambiables, y, a estas alturas, resulta difícil recordar si Mariñas, Marchante, Ferrando o Matamoros eran de Tele 5 y se han pasado a Antena 3 o viceversa. Analizado con el respeto que requiere esta fiebre transfuguista, está claro que el fichaje de María Teresa Campos a Antena 3 lleva consigo una política de incorporaciones y descartes que afecta a Tele 5, la cual, a su vez, prepara su estrategia con vistas a la incorporación, a largo plazo, de Ana Rosa Quintana. La parrilla veraniega es, pues, una mezcla de banco de pruebas y sala de espera.

Unas, como Cristina Tárrega en Mirando al mar, preparan el regreso de la Campos y, surfeando la marea negra, le sacan todo el provecho posible a la muerte de Carmina Ordóñez, ya sea en forma de velatorio, debate sobre la mala vida de la fallecida o entrevistas con un Ernesto Neyra que, en exclusiva, se deja insultar en directo o por teléfono. Por la tarde, A la carta, con Agustín Bravo, retoma los mismos temas que son rematados semanalmente por el equipo médico habitual de ¿Dónde vas, corazón? A la carta, además, hace algo meritorio: siendo como es un programa de cotilleo incluye una sección, A quién le importa, de cotilleo.

En Tele 5, en cambio, además del cotilleo (padres de toreros adúlteros, ex esposas inestables, folclóricas convalecientes) tienen otro filón: el de los concursantes de Gran Hermano y La casa de tu vida, mercenarios del conflicto. A eso de las 11.00, uno puede escuchar cómo, ante el desconcierto algo pasivo de Carolina Ferre, uno de los concursantes, Juanma, le dice a Mónica: "Tú eres una mierda", mensaje por el cual se piden excusas que degeneran en otro enfrentamiento. Este género debería llamarse No habléis todos a la vez, y así quedaría más claro qué demonios hacen Massiel, Bibi Andersen, Enrique del Pozo, Rappel, María José Galera, Pepa Jiménez, Alessandro Lequio o cualquier otro enfrascados en interminables peleas.

Algunos, como Jaime Peñafiel, se resisten a mezclarse con los demás y, en Antena 3 (vía Campos), procuran que su trayectoria no se vea perjudicada por un formato que, por otra parte, le permite tener una audiencia muy popular (en el mejor sentido del término). Esta contradicción entre ensuciarse mucho o sólo un poco, entre ser o no ser indigno, es, en realidad, el gran conflicto moral de la televisión actual. Y es que incluso en las peores situaciones se pueden sacar enseñanzas provechosas.

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