Crónica:

Obra de arte y lesión de Zidane

El Madrid se divierte sin maravillar y el francés marca un fabuloso gol antes de retirarse

Una obra de arte, tres goles de gran ejecución y poco más. Poco más o poco menos, según se vea la botella medio vacía o medio llena. El Madrid solventó su último trámite japonés sin despeinarse, como era obvio, y goleó al Verdy Tokio, otro rival menor, de ésos que difícilmente sirven para medir la fortaleza del equipo de José Antonio Camacho. Hubo detalles dignos de mención, como el hecho de que el conjunto mostrara cierto criterio al juntar sus líneas y manejar el partido. En ese sentido resultó loable la labor de Beckham, quien por una vez mostró algo más que su habitual derroche físico. Hel...

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Una obra de arte, tres goles de gran ejecución y poco más. Poco más o poco menos, según se vea la botella medio vacía o medio llena. El Madrid solventó su último trámite japonés sin despeinarse, como era obvio, y goleó al Verdy Tokio, otro rival menor, de ésos que difícilmente sirven para medir la fortaleza del equipo de José Antonio Camacho. Hubo detalles dignos de mención, como el hecho de que el conjunto mostrara cierto criterio al juntar sus líneas y manejar el partido. En ese sentido resultó loable la labor de Beckham, quien por una vez mostró algo más que su habitual derroche físico. Helguera, el otro medio centro, ni se metió en líos ni perdió nunca el sitio, lo que ya es noticia. Y el Madrid firmó un primer tercio del partido más que decente.

VERDY TOKIO 0 - REAL MADRID 4

Verdy Tokio: Takagi; Togawa, Yoneyama, Úbeda (Towisawa, m. 60); Soma, Kobayashi (Tamano, m. 75), Nego, Hayasi, Sakurai (Hugo, m. 71); Hiramoto (Li, m. 22) y Yakagashi (Morimoto, m. 64).

Real Madrid: César; Salgado, Pavón, Samuel (Raúl Bravo, m. 46), Roberto Carlos; Helguera (Celades, m. 78), Beckham (Mejía, m. 78); Figo, Zidane (Guti, m. 63), Solari (Raúl, m. 46); y Ronaldo (Morientes, m. 63).

Goles: 0-1. M. 9. Zidane, en fabulosa jugada individual. 0-2. M. 35. Ronaldo, tras un envío de Beckham. 0-3. M. 78. Figo de fuerte disparo. 0-4. M. 81. Morientes, a pase de Raúl.

Árbitro: Kashihara. Amonestó a Hayasi y Pavón.

Unos 52.000 espectadores en el estadio Ajinamoto, de Tokio.

Pero fue una acción individual, de dibujos animados, la que disparó al equipo blanco. Por la izquierda se fue Ronaldo con el balón, a la espera de la llegada de algún compañero al área. Llegó Zidane. Controló éste la pelota, regateó a un sorprendido japonés girando sobre sí mismo, bailando casi, y cuando se vio ante el portero se inventó una bicicleta y tocó con suavidad. Una obra maestra fue aquello, para jolgorio de un público entregado a la causa madridista.

La espectacular acción dio paso a unos momentos de buen fútbol. Beckham y Helguera presionaban muy arriba y en su auxilio acudían Figo y Solari. El esforzado Verdy, ya de por sí limitado técnicamente, se veía incapaz de salir del laberinto donde le había encerrado un Madrid que, además, corría. Palabra.

Animado como estaba, Beckham recuperó el enésimo balón en el centro del campo y oteó el desmarque de Ronaldo. Su envío, perfecto, lo aprovechó el brasileño para marcar tras regatear al portero. No sufría el Madrid en la defensa, donde Samuel se anticipaba una y otra vez ayudado por un Pavón al que se ve más relajado si tiene al argentino a su vera.

Bajó el ritmo el Madrid y comenzó a mostrar esos síntomas de relajación que tanto daño suelen hacerle. Una entrada de Hayasi a Zidane provocó la lesión y la airada reacción de éste, que dio un puñetazo en la espalda al nipón antes de retirarse al vestuario. Según el parte, sufre una artritis traumática en un dedo del pie izquierdo.

El carrusel de cambios redujo aún más el ritmo del partido. Sin embargo, en el tramo final se desperezó el Madrid, que volvió a la carga. Una combinación entre Beckham y Guti la culminó un Figo que sigue con ganas. De inmediato, Morientes ponía la rúbrica a un contragolpe de manual llevado por Guti, Figo y Raúl, que tocaron, una, dos, veinte veces, mientras los japoneses miraban aquello con delectación y, por qué no, con unas enormes ganas de aplaudir.

Ronaldo intenta escaparse de Togawa y Yoneyama.REUTERS

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